Muchos consumidores de chocolate o de cacao, no saben que ese rico alimento tan nutritivo, está causando la deforestación de miles de hectáreas en Sudamérica, especialmente en Perú, como ya lo hizo en otro continente y en otros países: Ghana, Costa de Marfil o Nigeria, entre otros.
La selva amazónica peruana ya está sufriendo las consecuencias de ese ansia por el chocolate de los países desarrollados. Se talan los árboles para plantar cultivos de cacao que son mucho más rentables a nivel económico, o eso cree quien los explota. Con la pérdida de diversidad que supone para el planeta. Supongo que esas cuestiones nunca son contempladas cuando aparece el “Sr. Dinero”.
La NASA que se entera de todo, con esos “ojos” que lo ven todo. A grabado mediante satélites y láseres la huella de carbono que deja a su paso el chocolate. Una deforestación que según los investigadores que realizaron el estudio, ha permitido recopilar todos los datos necesarios para afirmar que la deforestación duplica la huella del chocolate. Global Forest Watch es una herramienta que puede ser que cambie la forma de ver el Medio Ambiente.
Aunque luego está la otra cara de la moneda, en el mismo Perú las plantaciones de cacao se están cultivando en tierras degradadas para ayudar a mitigar el cambio climático, y así evitar más emisiones de efecto invernadero. Un claro ejemplo, es el proyecto Tambopata Candamo en Madre de Dios, Perú. Se trata de una cooperativa de agricultores de cacao que tienen el compromiso de deforestación cero, y que se financian y certifican con el sello de Comercio Justo o Fairtrade. Una solución para poder seguir viviendo de su trabajo que gira en torno al caco, ya la vez obtener unos ingresos justos por su empleo.
Pero, el problema sigue estando en la salvaje demanda mundial existente. La cuestión es, mediante otras técnicas de cultivo más responsables, conseguir que sea un cultivo sostenible. Esos estándares de calidad y sostenibilidad son los establecidos por la Red de Agricultura Sustentable (Sustainable Agriculture Network).
Para ello juegan un papel fundamental las imágenes vía satélite, ya que ayudarían a cuantificar las emisiones de gas de efecto invernadero. Además, gracias a su nitidez se podría saber en todo momento el impacto de ese cambio en las propias tierras o en la selva, de esta manera se cuantificaría el compromiso corporativo hacia la protección de los bosques.
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