Desde la ADPAM (Asociación para la defensa de la Pesca Artesanal del Mediterráneo) se denuncia las malas prácticas que están llevando a cabo las grandes empresas, y el apoyo que se les brinda desde el MAGRAMA (Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente). La discriminación o no inclusión de las artes menores en el mar Mediterráneo, como viene sucediendo desde hace mucho tiempo en los repartos y negociaciones, hará que la pesca sostenible-artesanal y el atún rojo desaparezcan si nadie lo remedia.
El caso del atún rojo ha culminado la mala gestión de la pesquería en nuestro país, los pescadores y los activistas ambientales no dan crédito a las acciones que sigue este gobierno. A las 1.200 embarcaciones de artes menores que navegan por las aguas mediterráneas, se les ha prohibido capturar atún rojo. Antes de que el “increíble” plan de recuperación del atún rojo se pusiese en marcha, 3.000 pescadores se ganaban el sustento pescando atún con línea de mano, una práctica que se remonta a sus ancestros.
Da la casualidad que la flota que llevó al atún rojo al borde de la extinción es la que “atesora” más cuota en el mar Mediterráneo: un 28,3503% del total asignado a toda España. Las cifras hablan por sí solas: seis barcos capturaron en 26 horas 1.400 toneladas (su cuota más la que compran a otros barcos).
“La Comisión Internacional del Atún del Atlántico (ICAT) se comprometió a que el que vendiera la cuota por segundo año, iría al fondo de maniobra perdiendo la cuota; y por supuesto, nada de esto se ha cumplido”, afirma Juan Gabriel López Serret, presidente de la asociación.
La lucha de David contra el gigante Goliat continua en la actualidad en nuestras aguas. La pesca intensiva y su agresividad, su capacidad extractiva con la modernización del sector, está esquilmando las especies del mar Mediterráneo, y está llevando al abismo a los pequeños pescadores.
Según cuenta López Serret, “lo mejor que puede suceder es que se legisle para alejar la pesca de arrastre de la costa, sitio donde se crían la mayor parte de las especies”.
En esta cuestión, no solamente están las autoridades, todos tenemos voz y voto para elegir el tipo de pesca que queremos, o el tipo de mares que deseamos dejar a las siguientes generaciones. Toda persona que se acerca a comprar tiene esa capacidad: los propios pescaderos, los cocineros, los restaurantes, etc. Nuestra compra es un factor decisivo, si apoyamos la pesca artesana de las pequeñas embarcaciones, nuestros mares se pueden regenerar; si hacemos lo contrario y apoyamos la pesca intensiva, no hay tiempo para que se recuperen, nuestros mares están sentenciados.
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