Bajo el titulo «UnderMining Agriculture» se presenta el tercer informe de una trilogía que nos muestra los resultados devastadores de la industria minera en nuestro planeta. Con estudios realizados a lo largo y ancho del globo terráqueo, este estudio ilustra cómo la minería está dañando los ecosistemas necesarios para producir cultivos sanos que alimenten a la sociedad, mientras se ampara en falsos mitos como la creación de nuevos y mejores puestos de trabajo o el crecimiento de la economía.

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‘UnderMining Agriculture’ analiza los impactos reales de toda la industria minera, desde su extracción a procesamiento, sobre la agricultura. La minería daña nuestro sistema de producción de alimentos pues altera y contamina el suelo, afectando a su fertilidad ya que varia las condiciones del mismo cambiando la biodisponibilidad de los nutrientes. También contamina las aguas, el aire e incluso afecta al clima circundante dañando severamente los campos de cultivo.

Los contaminantes procedentes de la minería, que acaban libres en el medio ambiente llegando a campos de cultivo, producen fuertes perdidas económicas derivadas del daño producido en las plantas. Si las concentraciones de tóxicos son elevadas, las plantas sufrirán raquitismo, clorosis, envenenamiento o producirán fruto de menor tamaño y calidad que no podrán ser consumidos, no solo por no alcanzar los estándares establecidos, sino por ser un riesgo para la salud humana.

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Al no contar con un ecosistema sano, no se podrán producir alimentos saludables. Todos los contaminantes, entre los que se incluyen metales pesados, quedan a disposición de las plantas cultivadas. Se ha demostrado que muchas plantas son capaces de absorber y acumular tóxicos en sus tejidos sin mostrar síntomas externos. Estos pasaran a nuestro organismo cuando las ingiramos, dañando nuestra salud tanto en corto como a largo plazo.

‘UnderMining Agriculture’ muestra como los efectos de la minería afectan son mayores a los que podríamos pensar en un principio. Los efectos negativos de la minería afectan a áreas lejanas y perduran en el tiempo, quedando acumulados en los ecosistemas, afectando a especies futuras y presentes. Pero la solución no está en el cierre definitivo de las minas, sino en una minería consciente y responsable que cuide el entorno que explota manteniendo una visión global y de futuro.