Las abejas llevan décadas viéndose amenazadas por el uso de insecticidas en los cultivos que están menguando su población a un ritmo preocupante. Las abejas son pilar clave para nuestra supervivencia pues son las principales polinizadoras de cultivos. Por ello, es importante su protección aunque hasta ahora parecía tarea imposible si se quería seguir protegiendo a los cultivos de plagas por métodos químicos. Hasta ahora, pues un nuevo descubrimiento puede salvar la vida de este pequeño insecto.

Atracinae

Un nuevo insecticida sintetizado mediante el veneno de una araña Australiana y proteínas vegetales de campanillas de invierno parece ser inofensivo para las abejas, según los resultados de un nuevo estudio.

Los científicos creen que este nuevo descubrimiento podrá sustituir a los fitosanitarios con neonicotinoides, principales causantes de la desaparición de las abejas.

Este nuevo insecticida, que es de toxicidad elevada para gran número de plagas clave en los cultivos, muestra pocas señales de daño en la tasa de supervivencia de las abejas y tampoco afecta a sus larvas, que son capaces de romper el tóxico en su organismo sin que les genere daño.

Además de mostrar un daño tan bajo en las colonias de abejas, los estudios previos han demostrado que es seguro para animales superiores, pese a que el veneno de araña utilizado por si solo es tan potente que podría matar a un ser humano. Todos estos datos hacen de esta nueva formula una alternativa viable para sustituir los que actualmente se encuentran en el mercado.

abejas

Hasta la fecha, los neonicotinoides utilizados como pesticidas que dañaban la salud de las colonias de abeja, no solo afectaban a su ratio de supervivencia, sino que también les generaban daños en su memoria y concentración, claves para la vida de la colmena.

En los ensayos de laboratorio se observó que este nuevo insecticida no tenia efectos sobre la memoria de las abejas estudiadas, es decir, no veían ningún efecto visible en su capacidad de aprender y recordar.

Pese a esto, no hay evidencias suficientes de que el nuevo insecticida formulado vaya a ser del todo inofensivo para las abejas. Estudios anteriores buscando alternativa a los actuales pesticidas mostraban unos buenos resultados en el laboratorio aunque con el tiempo se descubrió que dañaban a la larga otra parte del cerebro de los insectos causándoles un daño irreparable. Por lo tanto no conviene dejar todo en manos del descubrimiento de un nuevo fitosanitario inocuo para las abejas sino gestionar bien el campo y limitar el uso de fitosanitarios consiguiendo un equilibrio entre el desarrollo y la protección medioambiental.