Y se han contabilizado los escasos primeros diez días de mayo, y todavía no hemos acabado el mes. Los expertos anuncian a bombo y platillo la aterradora realidad que viene desencadenándose por una cantidad de hechos relacionados con el cambio climático: sequía, vientos huracanados,  y algunos de ellos provocados directamente por la mano del hombre.

En este mapa de la NASA creado por Jacques Descloitres, se muestran los diversos incendios activos y además, las zonas amarillas designan los lugares que han tenido un gran número de incendios seguidos.

La tierra sin bosques dejaría de ser un planeta vivo, al aumentar el dióxido de carbono por la contaminación en todo el planeta, nuestras posibilidades de sobrevivir se reducen, y también para el resto de seres vivos. Las grandes extensiones de árboles generan humedad y son el hábitat y una fuente de recursos que difícilmente puede ser plagiada. De ellos dependen a su vez las lluvias, si por causas naturales y artificiales, tala indiscriminada e incendios desencadenados por el ser humano, la mitad de los bosques que cubrían la Tierra han desaparecido, nuestro futuro no es demasiado halagüeño.

Hay que tener en cuenta también que la construcción de grandes infraestructuras, carreteras, campos de golf, etc.  está llevando la devastación de zonas ricas y húmedas llenas de biodiversidad, para transformarse en zonas secas e infértiles.

Lo que hoy está ocurriendo a miles de kilómetros de distancia tendrá consecuencias universales para todos los que habitamos la Tierra. Un hecho inexplicable para algunos, pero que nos habla de un “efecto dominó natural”.

La Universidad de Maryland en Estados Unidos ha dado una cifra escalofriante, ha calculado que desde el año 2000, hemos ido perdiendo la extensión de 50 campos de fútbol cada minuto, en bosques. Es sencillamente bochornoso, y nosotros nos creemos la especie más inteligente, esto lo desmiente.