En los últimos 60 años se ha producido un aumento exponencial de la población mundial alcanzando los 7.000 millones de habitantes, esto ha provocado un incremento en la demanda de alimentos, por este motivo no podemos permitirnos el lujo de desperdiciar más de un tercio de la producción agrícola que se tira a la basura sin llegar a consumirse, según ha denunciado el último informe de la FAO.
La sesión celebrada en Bucarest la semana pasada, dentro del marco de la Conferencia Regional bienal de la FAO para Europa y Asia Central, en la que han participado ministros de agricultura europeos y asiáticos, pide actuar enérgicamente mediante acciones coordinadas pública y privadas para frenar este grave problema que, no sólo provoca grandes pérdidas económicas, sino también un grave daño a los recursos naturales de los que la humanidad depende para alimentarse. Según el informe, considera que es el sector privado el que debe liderar la lucha contra el desperdicio alimentario en todos los eslabones de la cadena de suministros.
Grave problema ambiental
La producción y el consumo de alimentos y, por consiguiente, las pérdidas y su desperdicio, aparte de lo poco ético y moral de este hecho, tienen efectos negativos sobre el medio ambiente. Según el estudio de la FAO llamado FoodWastage Footprint model (FWF), más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero son generados por los residuos de comida en el mundo. El estudio tiene en cuenta la energía, el agua y los productos químicos utilizados en su producción. Todo esto hace un total aproximado de 3,3 mil millones de toneladas de dióxido de carbono cada año.
Este problema ambiental, normalmente son ajenos los productores y consumidores. La producción de alimentación intensiva, provoca la sobreexplotación de los recursos naturales en los procesos de producción, elaboración y distribución, tales como la salinización y la erosión de los suelos o el uso abusivo de las aguas fluviales y subterráneas. El abuso de plaguicidas y fertilizantes químicos en la agricultura intensiva provoca la contaminación del aire y el agua, problemas de salud para los trabajadores y los consumidores.
En un año, en todo el mundo, la cantidad de alimentos que se producen y no se consumen equivale a un volumen de agua correspondiente al caudal anual del río Volga (Rusia) y viene a añadir 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera del planeta.
La FAO advierte que 1.300 millones de toneladas de alimentos desperdician anualmente, este hecho no sólo provoca grandes pérdidas económicas, sino también un grave daño social y ambiental
¿Por qué tiramos tanta comida?
Las pérdidas y el desperdicio de alimentos esta relacionado directamente con el nivel de ingresos. En la mayoría de los países industrializados se tira demasiada comida por comprar en exceso. En el resto de países, el problema fundamental no es que se derroche a la hora de comprar comida, sino que no se puede aprovechar y se desperdicia en muchas ocasiones, al carecer de instalaciones adecuadas de almacenamiento o debido a técnicas agrícolas ineficientes.
Además dependen de las condiciones específicas y de la situación concreta de cada país. En términos generales, las pérdidas y el desperdicio de alimentos se ven afectados por las decisiones, los modelos y las tecnologías de producción y elaboración, la infraestructura y la capacidad interna, las cadenas de comercialización y los canales de distribución, así como por los hábitos de consumo.
Según el gráfico preparado para el informe de conferencia bienal, se puede ver los diferentes eslabones en la cadena de suministros y los desperdicios generados en cada uno de ellos. En el margen izquierdo se puede apreciar siete cadenas de suministro alimentario: lácteos, pescado, carne, frutas y verduras, leguminosas y oleaginosas, raíces y tubérculos y finalmente cereales. Cada una de las cadenas está segmentada por niveles de ingresos: en tres partes, países con bajos ingresos, medios y altos.
El estudio tiene una cobertura regional única, que incluye un grupo de países desarrollados y un grupo más amplio y heterogéneo de países en desarrollo. Para reflejar esta situación, la evaluación se desglosó en tres subregiones: i) Países desarrollados: EU-27, Asociación Europea de Libre Comercio (AELC)8; Países de ingresos bajos: Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Kirguistán, República de Moldova, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán; iii) Países de ingresos medianos: Belarús, Kazajstán, Ucrania, países Europa sudoriental y Turquía. La Federación de Rusia y Croacia, pese a ser países de ingresos altos, se incluyeron en el grupo de países de ingresos medianos.

Partes de la producción inicial que se pierde o se desperdicia en las distintas fases de la cadena de suministro de alimentos
Con respecto a los países desarrollados, la FAO explica que los residuos alimentarios son el resultado de la conducta y elección de los consumidores, aunque apunta especialmente a los minoristas, se debe desterrar esa conducta de tirar la comida porque resulta más barato, para mantener los precios de mercado o por otros intereses (esto es una tónica habitual). Considera que la población en general debe estar al corriente de estos problemas y su alcance, ello debería cambiar las conductas citadas, el desperdicio alimentario debe ser un tema prioritario en las agendas de los gobiernos y del resto de actores que participan en las cadenas de producción.
El Cambio climático, un menor rendimiento agrícola, el problema de la pérdida de alimentos, y el aumento de la población… son factores que ponen serio peligro la seguridad alimentaria en el futuro.
Los efectos de los residuos alimentarios
- Hay cerca de 6 millones de niños en el mundo que se mueren de hambre cada año.
- Cada año se pierde o se desecha aproximadamente un tercio de la comida producida en todo el mundo para consumo humano, unos 1.300 millones de toneladas.
- Grandes supermercados y restaurantes de todo el mundo se deshacen cada día de alimentos que sólo presentan faltas en el envoltorio o que están cerca de caducarse pero que podrían ser consumidos.
- Los consumidores de los países ricos malgastan prácticamente la misma cantidad de comida (222 millones de toneladas) que la producción neta de alimentos del África Subsahariana (230 millones de toneladas).
- La pérdida y desperdicio de alimentos suponen además un importante gasto de agua, tierra, trabajo y capital que inevitablemente favorece el efecto invernadero y por tanto, el calentamiento global y el cambio climático.
- En países en vías de desarrollo, la mayor parte de los desechos y pérdidas se producen en la primera fase de la producción, estos podrían ser controlados con técnicas de gestión y financieras que mejoren el almacenamiento y conservación de los alimentos. Reforzar ese proceso a través de la ayuda a granjeros, inversiones en infraestructuras y transporte ayudaría a reducir los alimentos que se pierden y se desechan.
- En países con nivel de ingresos medio o alto, la mayor parte de los desechos tienen lugar en la fase final del proceso productivo. Los consumidores juegan un papel importante en estos países a la hora de generar desperdicios. Además, un estudio mostró la falta de coordinación entre los distintos actores de la producción de alimentos. Acuerdos entre granjeros y productores podrían ayudar a mejorar esa situación. Por otra parte, una mayor conciencia en la industria, el comercio y los consumidores y el aprovechamiento de esa comida que más tarde es desperdiciada, ayudarían a reducir las pérdidas y desechos alimenticios.
- Cada año se producen desembarques de entre 100 y 130 toneladas de pescado, de los cuales 30 millones de toneladas son descartados.
- En Estados Unidos se desechan cada año un 30% de todos los alimentos producidos, lo que supone un valor de 48,3 billones de dólares (32,5 billones de euros). Se calcula que la mitad del agua empleada para la producción de esos alimentos también es desperdiciada. (Jones, 2004 cited in Lundqvist et al., 2008).
- Los desechos generados por una familia en el Reino Unido alcanzan los 6,7 millones de toneladas al año, alrededor de un tercio de los 21,7 millones de toneladas compradas. Esto significa que aproximadamente un 32% de los alimentos que se compran cada año no se consumen. Las autoridades se incautan una gran parte de estos (5.9 millones de toneladas o un 88%). La mayor parte de los desechos alimenticios (4,1 millones de toneladas o un 61%) podrían haberse evitado y haberse comido si hubiesen sido mejor gestionados. (WRAP, 2008; Knight and Davis, 2007).
- El desecho de materias orgánicas en Estados Unidos es el segundo componente más abundante de los vertederos, que son a su vez la principal fuente de emisión de gas metano.
- La producción global de alimentos ocupa un 25% de la superficie habitable, un 70% de consumo de agua, un 80% de deforestación y un 30% de gases. Es, por tanto, uno de las actividades que más afectan a la pérdida de biodiversidad y a los cambios en el uso del suelo.
Iniciativas
Para fomentar la sensibilización, diversas organizaciones internacionales, supranacionales y nacionales han lanzado iniciativas de reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos. El interés del público en este tema se ha reflejado en los medios de comunicación en los dos últimos años. Se han publicado artículos en periódicos, semanarios y revistas, y se han realizado programas de televisión y entrevistas.
En 2011, la FAO y el PNUMA iniciaron un programa conjunto sobre sistemas alimentarios sostenibles con la finalidad de mejorar el uso eficiente de los recursos y reducir la intensidad de la contaminación provocada por los sistemas alimentarios, desde la producción hasta el consumo, y al mismo tiempo abordar la problemática de la seguridad alimentaria y nutricional. Lo más destacado y mediático fue la campaña “Piensa. Aliméntate. Ahorra. Reduce tu huella alimentaria”, cuyo objeto es contribuir a los esfuerzos desplegados a escala mundial para reducir el desperdicio de alimentos.
Además la FAO también ha publicado un “conjunto de herramientas” con recomendaciones sobre cómo puede reducirse la pérdida y el desperdicio de alimentos en cada una de las etapas de la cadena alimentaria.
En el bienio 2014-15 se ejecutará la Iniciativa mundial sobre la reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos en el marco del objetivo estratégico 4, “Crear un entorno propicio para el establecimiento de sistemas agrícolas y alimentarios más integradores y eficientes a nivel local, nacional e internacional”. El objetivo Estratégico 4 contempla la capacidad y la participación del sector privado, así como la creación de un entorno propicio para conseguir sistemas más productivos y eficientes de suministro de alimentos siguiendo un enfoque más holístico e integrado de las cadenas de valor, basado en experiencias empresariales viables y que tenga en cuenta su adecuación social y medioambiental. Este enfoque es crucial para las pérdidas y el desperdicio de alimentos y favorece su reducción.
Fuente: FAO
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