Sea por una mayor conciencia ambiental o porque somos un país que destaca por su enorme solidaridad, las campañas de recogida de tapones de plástico cada vez son más populares. De todos los tamaños, de colores, de miles de envases, llegan a las plantas de reciclaje con un único objetivo: ayudar a quien más lo necesita. Empezó a pequeña escala, recogiendo en centros educativos para ayudar con un pequeño gesto a esa persona desconocida que necesita que la echemos una mano y ahora, mires donde mires estos pequeños tapones de plástico son recogidos para poder ayudar a mucha más gente pero ¿cómo funciona?

¿Cómo funciona?

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Es poner una pequeña bolsa en casa para recoger tapones de diferentes recipientes para darnos cuenta de la cantidad de residuos de plástico que generamos. Estos tapones suelen ser de polietileno o polipropileno, aunque existe muchos más tipos de plásticos reciclables en el mercado.

Estos tapones suelen ser realizados con plástico no reciclado, por ello su valor en el mercado es mayor, pagándose hasta 300 euros por tonelada recogida. No se puede reciclar el plástico indefinidamente debido a que los polímeros que lo forman van perdiendo sus propiedades y llega un momento en que no pueden ser reciclados. Por ello son los utilizados para las campañas solidarias, ya que su posibilidad mayor de reciclado hace que su valor económico sea elevado para las empresas y se podrán generar beneficios suficientes para ayudar a financiar terapias, como la de Nacho, a las que la Administración no llega.

Solo un gestor autorizado puede hacerse cargo de la recogida, acumulación y compra de estos residuos. Esta autorización es dada por la administración pública a empresas que cumplan una serie de requisitos y son revisadas periódicamente para evitar deficiencias en la actividad de dichas empresas. Tras ser recogido, clasificado y acondicionado el residuo se vende a la empresa recicladora final que transformará los tapones en materia prima.

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La empresa recicladora también debe estar homologada. Esta empresa se encargará de transformar los tapones recogidos en materia prima con la cual se construirán nuevos envases o productos. Este plástico no volverá a ser tapón, pero sí otro tipo de envases que podemos encontrar en cualquier balda de supermercados o incluso en la construcción.

Tapón a tapón, estos trozos de plástico que antes no significaban nada y tirábamos a la basura sin pensar se han convertido en un emblema de solidaridad. Han sido muchos los padres que se han lanzado a recaudar fondos con estas iniciativas al ver que los costosos tratamientos que necesitaban sus hijos, enfermos por una injusticia del azar, no eran financiados por la Administración Publica.

Con el dinero recogido en estas campañas de reciclaje de tapones se ayuda a niños como Aitana que, gracias a la ayuda de miles de personas que desinteresadamente apoyaron esta iniciativa, será operada en Boston (EEUU). La recogida de 20 toneladas de tapones también ayudo a Iker a conseguir un caro aparato ortopédico que le permitiría dejar por unas horas la silla de ruedas a la cual se ve atado debido a su enfermedad. Pero hay mucha gente más detrás de estas campañas y muchas empresas se han unido a estas iniciativas para recoger todos los tapones que puedan y ayudar a más niños como Aitana o Iker.

Con un pequeño gesto como es recoger los tapones que normalmente tiraríamos a la basura, no solo ayudamos a una persona que lo necesita sino también al medio ambiente. Se ahorra materiales y energía, se reduce las emisiones de contaminantes y dióxido de carbono y además se evita a acumulación de plásticos en vertederos. Los tapones son más cómodos de trasportar que otros materiales y por su calidad elevada son más fáciles de reciclar reduciendo los costes de su tratamiento.