El 28 de enero se celebra cada año el Día Mundial de la Reducción de Emisiones de Dióxido de Carbono y es un buen momento para echar la vista atrás y medir las consecuencias de la actividad humana en el medio ambiente. No estamos logrando los objetivos fijados en el Protocolo de Kioto pero ¿cuánto nos estamos alejando de él?

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En 2013 se volvió a batir un nuevo record de emisiones globales de dióxido de carbono, quedando un 61% por encima de los niveles registrados para 1990, año de referencia del Protocolo de Kioto. Esta tendencia de aumento en las emisiones por la quema de combustibles fósiles viene dándose desde que se firmara dicho protocolo. En 2012 también se vio un aumento similar del 2,2%, debido en gran medida a un fuerte aumento de las emisiones Chinas, país que está teniendo un rápido desarrollo en los últimos años.

En 2010, las emisiones globales de dióxido de carbono habían aumentado un 45% desde 1990. El aumento del 2012 al 2013 fue más lento en comparación con la media del 2,7% de los últimos 10 años. En unas declaraciones del pasado mes de noviembre justo antes de la Cumbre sobre Cambio Climático en Varsovia, la profesora Corine Le Quéré, del Centro Tyndall y directora del informe Global Carbo Budger afirmaba que ‘es necesario que las emisiones caigan sustancial y rápidamente si queremos limitar el calentamiento global por debajo de dos grados. Las emisiones adicionales anuales causan más calentamiento y cambio climático’.

El informe Gloal Carbon Budget muestra que los países que más emisiones de combustibles fósiles generan, según los datos de 2012, son China (27%) y EEUU (14%). Aunque la Unión Europea se acerca bastante a las emisiones americanas con un 10%. España emite un 1,3% del total de emisiones de dióxido de carbono, y como el resto de la Unión Europea bajó sus emisiones en el 2012 pero sin llegar a la media del resto de países europeos.

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Pese a la disminución en las emisiones por parte de las dos grandes potencias económicas: EEUU (-3,7% de emisiones) y Europa (-1,8%), las emisiones globales siguen en aumento debido al despegue económico e industrial de países como China e India. Además de la quema de combustibles fósiles hay que añadir un aumento del 8% de las emisiones de dióxido de carbono derivadas de la deforestación y otros cambios de uso del suelo, actividades que deben ser también consideradas y controladas en la lucha contra el cambio climático.