mike-duarte-factura-luzLas previsiones para la factura eléctrica en 2014 no son nada buenas. A pesar de que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha invalidado los resultados de la subasta Cesur, que hubieran supuesto una subida del 11% en las tarifas de último recurso, no está claro que no se vaya a producir un nuevo encarecimiento y, en tal caso, cuánto supondrá.

¿Por qué sube la luz?

Para 2014 el gobierno ya ha anunciado una subida cercana al 2%, que se aplica a los peajes, la parte de la factura que depende del ejecutivo. El otro aumento que puede producirse está asociado al coste de la energía y se decide en la subasta Cesur, donde los vendedores buscan el precio más elevado posible para tener un mayor margen de beneficios. Si no es del 11%, como ahora afirma el ministro Soria, no hay que descartar una subida menor.

La subasta Cesur, en la que participan las compañías eléctricas, determina el precio de la energía, que se incrementó en la de ayer más del 26%. Este aumento habría recaído en las tarifas de último recurso (TUR), que podrían haberse encarecido un 11% durante el primer trimestre del año. Unos 20 millones de ciudadanos se acogen a estas tarifas.

Subida de la luz

Tras la invalidación de los resultados de la subasta, será el gobierno quien determine las medidas a tomar, que pueden significar que, aun así, el precio de la energía se incremente, aunque por debajo de ese valor. En 2010 también se produjo un hecho similar, pero en aquel momento Competencia no encontró nada concluyente en sus investigaciones.

¿Qué es el déficit tarifario?

En general, las subidas de la luz se pueden asociar al incremento del déficit tarifario energético, esto es, la diferencia entre el verdadero coste de la energía y el que pagamos los ciudadanos, en un mercado regulado por el gobierno para, precisamente, que no se disparen los precios.

Además, están relacionadas con las previsiones a largo plazo de las eléctricas, que quedaron descuadradas por las fuertes subidas del petróleo y la reducción del consumo, que atiende a tres motivos principales: la crisis económica, la mayor concienciación ciudadana sobre el gasto y la mejora en la eficiencia energética de los aparatos y sistemas eléctricos y electrónicos.

Del precio que pagamos por la energía, aproximadamente un 40% sería el “coste real”, mientras que el resto se distribuye en gastos varios, como el transporte, la distribución, la logística, los impuestos y las primas a las renovables. Precisamente estas energías están en el punto de mira, acusadas de incrementar la tarifa energética porque supuestamente el gobierno debe destinar mucho dinero a ellas al no ser rentables.

Esto es un error. Si algo tiene la culpa del incremento de la energía, o lo que es lo mismo, del déficit tarifario, es el petróleo. La escalada de precios desde 2005 descontroló el importe de la factura energética, que aún no se ha calmado. El precio del petróleo, del que España depende y que debe importar en su gran mayoría, está disparado desde entonces y ha provocado una subida de la factura eléctrica de cerca de un 70% en 8 años.

Por otra parte, hay que indicar que las energías renovables sí son rentables. Suponen una inversión inicial fuerte, pero a largo plazo se amortizan y no dejan de generar beneficios, ya que el origen de la producción es gratuito e ilimitado (la luz del Sol o la fuerza del viento). Reforzar las energías limpias en España ayudaría a reducir la dependencia del petróleo y el gas de importación y rebajaría el precio de la energía, sin olvidar los beneficios ambientales que supondría, como la reducción de la contaminación, menos emisiones de gases de efecto invernadero o disminución del uso de combustibles fósiles, principales culpables del calentamiento global

La solución a estas continuas subidas pasa por un cambio de modelo y de legislación, que evite que año tras año el déficit tarifario siga creciendo y cada vez sea mayor el incremento necesario en el precio de la energía para cubrir ese desfase. A nivel ciudadano, hay que prestar más atención que nunca a las buenas prácticas en el hogar para ahorrar el máximo posible de energía, así como elegir una tarifa adecuada a nuestras necesidades.