La abeja melífera parece haber encontrado un nuevo refugio en las grandes ciudades, como se ha visto en grandes ciudades como Nueva York, París o Berlín. Ahora, Barcelona se ha propuesto seguir el ejemplo de estas y convertir las azoteas de sus edificios más representativos en hogares para estos pequeños insectos productores del oro líquido.
El pasado mes de noviembre, el Gobierno municipal de Barcelona aceptó una petición de UpB de instalar colmenas de abejas en edificios emblemáticos. El líder de UpB, Jordi Portabella (ERC), defiende la importancia de las abejas, no solo por ser las principales encargadas de la polinización y por lo tanto insectos clave en la sostenibilidad del planeta, sino porque son unos estupendos indicadores ambientales.
Muchos son los defensores de la apicultura urbana pese a que esta estuvo prohibida en muchas ciudades. Se temía que sus picaduras y las alergias que estas producen en algunos sectores de la población aumentaran, pero la abeja no es un animal violento y se ha visto que este miedo es infundado ya que, durante su prohibición en Nueva York, muchos detractores de esta normativa producían miel en sus azoteas sin verse un aumento en los casos de alergias.
Otro de los temores suscitados por la apicultura urbana es la calidad de la miel. Debido a la contaminación, que ya de por sí es uno de los grandes problemas de las ciudades, se pensó que la miel obtenida sería de mala calidad o incluso peligrosa para la salud humana. Pero la concentración de fitosanitarios es menor que en las explotaciones agropecuarias comunes, con lo cual no hay motivos para dudar de la calidad de esta miel según la Asociación de Apicultores de Nueva York. Además, el beneficio de estos nuevos ciudadanos diminutos no solo recaerá en apicultores y consumidores de miel, ya que las abejas polinizarán parques, jardines y huertos urbanos, mejorando la calidad de las reducidas zonas verdes urbanas.
La baja concentración de fitosanitarios no solo beneficia a la calidad de la miel, pues las abejas han encontrado en las ciudades un nuevo refugio para sobrevivir. Desde hace años, la preocupación creciente sobre la desaparición de este emblemático insecto va más allá de la extinción de otra especie más. Las abejas son un pilar fundamental en la vida de la tierra y como dijo Einstein: si las abejas desaparecen, el hombre irá detrás. El mayor enemigo de las abejas son los pesticidas, utilizados sobretodo en la agricultura moderna. Como en las ciudades, la concentración de estos pesticidas es casi inexistente con lo cual aquí nuestras zumbantes amigas están a salvo.
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