La Fundación Vivo Sano pide al Gobierno una mayor protección de los menores frente al abuso en el uso de los dispositivos móviles. La preocupación creciente sobre los riesgos generados por el abuso de estos aparatos, generadores de radiación electromagnética, derivan de unos datos alarmantes: según un estudio del INE el 25% de los niños de diez años ya tienen uno, porcentaje que se eleva al 58% a los 12 años.
Para Raúl de la Rosa, responsable del área de contaminación electromagnética de la Fundación Vivo Sano y director de la campaña ‘Escuela sin wifi’, “es urgente que se proteja a los menores de los campos electromagnéticos. Existe abundante documentación científica que indica graves riesgos por la exposición a microondas de los usuarios de teléfonos móviles, especialmente en niños, mucho más vulnerables. Además, debemos considerar que los límites de exposición para las radiaciones emitidas por los teléfonos móviles se estiman en base a una exposición corta y sin tener en cuenta las especiales características de los cráneos y cerebros en desarrollo”.
La radiación electromagnética comprende las radiaciones no ionizantes (tostadoras, microondas, teléfonos móviles…) y las radiaciones ionizantes (rayos X y gamma). Aunque es la radiación ionizante la que principalmente interactúa con la materia, si se ha observado como algunas radiaciones no ionizantes interactúan también con esta, aunque en un grado menor. Así se ha visto en estudios realizados a finales de los noventa que el uso de teléfonos móviles estaba asociado con incrementos de temperatura menores de un grado en los tejidos externos en contacto con el dispositivo.
La mayor parte de los datos que tenemos sobre el peligro que puede suponer para la salud el uso continuado de dispositivos móviles son estudios de sus efectos a corto plazo, dado que hace relativamente poco que el uso de estos es generalizado. Dichos estudios confirman que a corto plazo el uso continuado de estos dispositivos no produce efectos negativos importantes sobre nuestra salud. A largo plazo, tenemos datos de estudios realizados con ondas móviles y microondas, siendo el más famoso el de INTERPHONE que recoge datos de 15 años en los cuales no se observa una relación directa entre el uso de telefonía móvil y el aumento del riesgo de desarrollar un cáncer. Esta conclusión se ha visto apoyada en numerosos estudios posteriores.
Pese que a día de hoy ‘los estudios realizados hasta la fecha no indican que la exposición ambiental a los campos de RF, como los emitidos por las estaciones base, aumente el riesgo de cáncer o de cualquier otra enfermedad‘, la OMS ha incluido a los teléfonos móviles en la lista de posibles cancerígenos grupo 2B, donde recordamos que también se encuentra el café. Aun así, en algunos sectores se piensa que estos datos no son concluyentes y no puede afirmarse que no existan riesgos, por lo que deben tomarse medidas preventivas para evitar disgustos futuros.
De estas medidas, la Fundación Vivo Sano promueve prohibir el uso de estos dispositivos en niños menores de 7 años dado que al estar aun en crecimiento y ser sus cráneos más finos los efectos derivados de su uso serán más significativos que los producidos en adultos. Sin embargo, no solo se debe tener en cuenta el posible efecto sobre la salud y el desarrollo cognitivo del menor, ya que el uso indiscriminado de los móviles en los menores tiene efectos que van más allá. Por ello la prohibición en su venta no debería ser la solución si se toman medidas educativas con el fin de normalizar su uso, evitando abusos y logrando adultos responsables.
http://blogs.elcorreo.com/magonia/2013/08/14/lo-que-todo-periodista-deberia-tener-claro-al-hablar-del-peligro-de-las-ondas-de-telefonia-y-de-wi-fi/