soldadoRecordando la Declaración del Milenio, en la cual se resaltó la necesidad de salvaguardar la naturaleza en aras del futuro de generaciones venideras. La ONU declaró el 6 de noviembre el Día Internacional para la prevención de la explotación del medio ambiente en la guerra y los conflictos armados, considerando que los impactos ambientales sobre el Planeta que provocan las guerras, no solo causan dolor y sufrimiento a las personas, destruyendo naciones y poblaciones enteras, sino que también tiene un impacto profundamente negativo en el medio ambiente, durante y después del conflicto, causando daños irreparables.

En las guerras no solo se combaten con “balas”, también hay muchas tácticas militares que atacan a la naturaleza para conseguir una ventaja frente al enemigo, sin contar con las repercusiones medioambientales que tiene a corto y largo plazo: los pozos de agua se contaminan, los cultivos que se queman, los bosques son talados, los suelos envenenados y los animales sacrificados para que el enemigo no pueda subsistir. Por mencionar tan solo un ejemplo, en la Guerra del Golfo (1990-1991), la actividad pesquera en las zonas de Kuwait y Arabia Saudí, se paralizó. Al quemar los pozos petrolíferos, la temperatura de la atmósfera subió varios grados, y no se sabe si se recuperarán los niveles anteriores algún día. Si se llega a producir otro ataque en Irak, podría llegar a no verse el sol por dos semanas, a causa del humo resultante.

Riesgos ambientales

La organización ecologista Seo BirdLife elaboró un informe sobre los riesgos medioambientales a los que se enfrentaba Irak y sobre los efectos en su población y en su biodiversidad. Basándose en el daño ambiental sin precedentes que provocó la Guerra del Golfo entre 1990 y 1991, junto a los más recientes conflictos de Yugoslavia y Afganistán, BirdLife destacó las siete grandes amenazas:

  1. Destrucción física y alteración de la fauna silvestre y hábitats naturales de importancia internacional como consecuencia del uso de armas.
  2. Contaminación tóxica de la fauna silvestre y de sus hábitats naturales como consecuencia de vertidos de petróleo o combustión de pozos petrolíferos causados deliberadamente o por los combate.
  3. Contaminación radiológica, química o biotóxica de fauna silvestre y hábitats naturales como consecuencia del uso de armas de destrucción masiva y por bombardeos convencionales sobre instalaciones industriales o militares.
  4. Destrucción física de fauna silvestre y hábitats naturales como consecuencia de la creciente presión humana causada por movimientos masivos de refugiados (por ej., contaminación del agua, utilización de madera como combustible, caza).
  5. Incendios en humedales y vegetación forestal como consecuencia de los combates o por acciones deliberadas.
  6. Desertificación intensiva por los vehículos militares y el uso de armas.
  7. Extinción de especies o subespecies endémicas.

Las guerras provocan una degradación del medio ambiente que representa actualmente un problema que afecta la seguridad interna de los Estados. Además de ser en un factor de riesgo para los intereses de la comunidad internacional, provocando conflictos que surgen de la apropiación de recursos escasos, desplazamientos de personas y en el monopolio de recursos, afectando el desarrollo sostenible. En respuesta a dicha circunstancia el Derecho internacional ha establecido una serie de principios y convenios, fundamentados en la proporcionalidad y la discriminación, que pretenden restringir los abusos que sobre el medio ambiente se producen en situación de conflicto armado.guerra-del-libano

Contaminación

En la Guerra de Vietnam, la aviación norteamericana arrojó, entre 1961 y 1971, aproximadamente unos 80 millones de litros del tóxico Napalm o del temible Agente Amarillo sobre aldeas y campos de cultivo de Vietnam, para tratar de privar a los combatientes de alimentos y del resguardo de los árboles. Un 17 por ciento del antiguo territorio de Vietnam del Sur fue rociado con diferentes tipos de agentes químicos. El Naranja, en particular, solo fue el más asesino. Y lo es aún.

En la guerra de Irak, el uranio empobrecido de los proyectiles americanos, según un estudio del gobierno de los EEUU, constata que provoca en  en el cuerpo, cáncer y mutaciones genéticas. La Organización Mundial de la Salud fue la primera en constatar el aumento de casos de cáncer y leucemia en la población iraquí en la última década, así como en la población de la antigua Yugoslavia, tras la intervención de la OTAN en 1999. Numerosos soldados que lucharon en la guerra del Golfo de 1991 y en la de los Balcanes han sufrido desde entonces cáncer y deficiencias inmunológicas, lo que pasó a bautizarse como «Síndrome del Golfo».

Sobreexplotación de recursos

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señala que en los últimos 60 años al menos el 40% de los conflictos internos han tenido alguna relación con la explotación de los recursos naturales, tanto por ser considerados de “mucho valor”, como madera, diamantes, oro, minerales o petróleo, como por ser escasos, por ejemplo, la tierra fértil y el agua. Cuando se trata de conflictos relativos a los recursos naturales se duplica el riesgo de recaer en el conflicto.

Y cuando los tanques se han ido y las bombas han dejado de sonar, queda la población y poco más. La subsistencia se rige por la ley del más fuerte: si no hay combustible, se cortan los árboles (como ocurrió en la antigua Yugoslavia, donde desaparecieron bosques enteros); si no hay agua, se revientan las fuentes o las tuberías (como ya hemos visto en Irak); si no hay comida, se busca en la Naturaleza. Tiene lugar una economía de subsistencia, en la que la población sobreexplota aún más los ecosistemas.

Las Naciones Unidas concede gran importancia a garantizar que la actuación sobre el medio ambiente es parte de la prevención de conflictos, del mantenimiento de la paz y de las estrategias de consolidación de la paz, porque no puede haber paz duradera si los recursos naturales que sostienen los medios de subsistencia y los ecosistemas son destruidos.

Fuente: www.un.org