Lluc Torcal es un joven monje de 40 años del monasterio de Poblet, en Tarragona; físico, filósofo y teólogo de formación. Hace siete años comenzó a preocuparle que la comunidad poco a poco se alejaba de sus principios monásticos, como el de ensalzar la armonía con la Naturaleza. “¿Es amar a Dios destruir su obra?”, se preguntó.  La respuesta no se hizo esperar, y se puso manos a la obra en su empeño de impulsar un proyecto sostenible para su comunidad. Comunicó su idea, convenció a todos, logró apoyos e hizo cundir su ilusión. En 2009 las cuatro Congregaciones Cirtescienses de la Corona de Aragón, a la que el Poblet pertenece, firmaron un manifiesto en el que se comprometían a actuar para respetar este principio, religioso y ecológico.

Después de un duro trabajo, el monasterio acaba de recibir el premio que concede cada año la Asociación Europea por las Energías Renovables por su ejemplaridad en el respeto al medio ambiente.

Cuenta Torcal que “por aquel entonces, por providencia o casualidad, como desee, apareció una persona experta en energía sostenible en el monasterio que nos ayudó a diseñar un plan en dos años para dar un giro a la gestión del monasterio y su hospedería”.

 

 

Los sistemas de agua fueron los primeros de la lista de cambios. Se reveló un gasto excesivo de agua, sólo para 35 monjes; por lo que se inspeccionó toda la instalación y se reformó toda la red de agua potable. Lo siguiente fue la instalación de controladores de presión en los grifos, de urinarios que funcionan sin agua, la optimización del sistema de riego del huerto y, la realidad dice que consumen un 10% menos de lo que consumían antes.

A estos cambios, le siguieron la instalación de placas solares para el agua caliente. “De esta forma, podemos respetar el conjunto arquitectónico porque no tienen el impacto de las placas”, explica Lluc. Los captadores fotovoltaicos se situaron en los viñedos y las cintas fotovoltaicas se emplazaron en el tejado del monasterio.

 

 

Actualmente, el monasterio funciona con calderas de gasóleo, pero en un futuro cercano quieren sustituirlas por la calefacción de Bio Care, un sistema de quemado de un tipo de carbón que permite obtener biocarburante, y utilizar luego el mineral como fertilizante.

Como no podría ser de otro modo, los alimentos con los que se abastecen los monjes provienen de su huerto orgánico.

Finalmente dice Torcal, “Este premio nos satisface mucho porque es un reconocimiento al grano de arena que estamos poniendo para ayudar a cambiar las cosas. Por nuestra parte, queremos que los turistas que nos visiten aprendan también de nuestro sistema y así contribuir a la difusión de estos valores, que podrían tener éxito en poblaciones pequeñas”.

La apuesta continua y sus próximas aportaciones vienen de la mano de la energía eólica. En concreto, de unos mini molinos de viento, para lograr un 100% de la electricidad limpia.