El próximo 23 de noviembre se conmemora el Día Mundial de los Bosques Autóctonos 2023, una ocasión única para conocer a fondo uno de los bosques más desconocidos, peo emblemáticos de Chile, el bosque costero de la cordillera de Nahuelbuta.
En las brumosas montañas del sur de Chile, en la ecorregión valdiviana, se encuentra el único bosque templado lluvioso de Sudamérica, y el tercero más grande del mundo, aunque uno de los más importantes en cuanto a su continuidad, después del que se encuentra ubicado en la costa oeste de América del Norte.
La ecorregión valdiviana se extiende desde la región del Maule (35° latitud Sur) hasta la región de Aysén (48° latitud Sur), y fue identificada por WWF, la organización mundial de conservación, y otros organismos nacionales e internacionales como una de las ecorregiones prioritarias para la conservación a nivel mundial.
Uno de los ecosistemas más singulares y menos protegidos de la ecorregión valdiviana son los bosques costeros. Estos bosques se distribuyen a lo largo de la cordillera de la Costa, cordón montañoso que actúa como una barrera frente a los vientos que llegan del mar, manteniendo temperaturas estables y una humedad ambiental permanente.

Esta región chilena región tiene bosques de araucarias. Foto de Rodrigo Celedon.
Estas favorables condiciones, junto con la complejidad del relieve, permitieron que, en algunas áreas, los bosques costeros sobrevivieran intactos a las sucesivas glaciaciones ocurridas durante el último millón de años, convirtiéndose así en un refugio para numerosas especies de flora y fauna, desplazadas por el frío y el hielo, desde la depresión intermedia y la cordillera de Los Andes.
Amenazas y peligros presentes
Desafortunadamente, sólo se cuenta ya con la tercera parte de la cobertura original de los bosques costeros en la ecorregión valdiviana, esto es, cerca de un millón de hectáreas, de las cuales solamente un 5% están protegidas por el Estado bajo la figura de Parques Nacionales, Reservas o Monumentos Naturales.
Debido a ello, los bosques costeros están altamente amenazados por la extracción no regulada de leña, el establecimiento de plantaciones forestales, la invasión de especies exóticas, los incendios forestales y la urbanización, entre otros factores.
Una de las zonas de la cordillera de la Costa que posee los niveles más altos de biodiversidad y endemismo (especies únicas en un lugar), pero al mismo tiempo las mayores alteraciones medioambientales y una muy escasa protección ecosistémica, es la cordillera de Nahuelbuta.
En sus orígenes, esta cordillera estaba cubierta de bosques nativos desde la planicie que la rodea hasta sus cumbres; sin embargo, hoy el paisaje está muy fragmentado e intervenido por el hombre, sobre todo como consecuencia de la silvicultura.
Biodiversidad endémica
La cordillera de Nahuelbuta, ha sido estudiada en detalle por miembros destacados de varios organismos científicos, tanto nacionales como internacionales, ha sido considerada como una de las áreas prioritarias de Chile y el mundo en lo que se refiere a la conservación de su biodiversidad.
La importancia de esta región radica en los altos niveles de endemismo presente en sus bosques. Esto significa que las especies que habitan en Nahuelbuta sólo se encuentran en esta zona en forma natural y en ningún otro lugar del planeta.
El hábitat característico de estos bosques deriva del solapamiento de dos tipos de vegetación: los bosques de hoja caduca y matorrales de la zona mediterránea y los bosques siempreverdes valdivianos.
La quebrada de Caramávida, provincia de Arauco, región del Bío Bío, Chile (37º41’ S, 73º13’ O) es una de las áreas más relevantes de Nahuelbuta. Ubicada en la vertiente occidental del corazón de la cordillera, ha conservado, gracias a su accidentada geografía, una parte importante de los fragmentos de bosques primarios y secundarios.
Estos bosques nativos, conservados en distinto grado, representan el ecosistema de los bosques laurifolios (adaptados a condiciones frías o invernales) de la cordillera de Nahuelbuta: en esta zona, debido a la gran variación de altura, coexisten especies propias de bosques más australes y húmedos, como el bosque valdiviano, y de bosques más secos, como el mediterráneo.
En las zonas más bajas es posible encontrar especies con problemas de conservación como el queule y el michay rojo. En las zonas más altas, los bosques adultos de araucaria dominan el paisaje. Entre esta vegetación única se hallan muchas de las especies animales con problemas de conservación de la cordillera de Nahuelbuta.
Esta diversidad vegetal y animal se sustenta en la amplia conectividad, que aún mantiene la quebrada con otros grandes fragmentos de vegetación nativa de Nahuelbuta, como el sector Trongol y el Parque Nacional Nahuelbuta.
Daños en épocas pasadas
A mediados del siglo XX, esta zona fue fuertemente afectada por la extracción de araucarias, sobreviviendo sólo aquellas poblaciones ubicadas a gran altitud o en zonas de difícil acceso. Afortunadamente, su tala fue prohibida de forma definitiva en la década de los ochenta. Pero la apertura de espacios para la ganadería mediante el uso del fuego parece haber diezmado a estos bosques, lo que, unido al constante ramoneo, limita su regeneración en ciertas áreas.
En los años ochenta y noventa, las principales amenazas para la conservación de la quebrada fueron el aumento de las plantaciones forestales, que desplazaron bosques y matorrales nativos, y la creación de densas redes de caminos.
Actualmente, la mayor parte de los bosques remanentes se encuentran en manos de grandes empresas forestales que los consideran dentro de su patrimonio de protección y que han expresado su intención de conservarlos en el largo plazo.
Desde hace sólo unos pocos años, el ecosistema de Caramávida es considerado por los correspondientes organismos estatales chilenos como un sitio prioritario para la conservación regional. Caramávida se reconoce como uno de los hitos del hotspot de biodiversidad de la zona central de Chile, ecorregión con una alta riqueza en biodiversidad y endemismo, y bajo un alto grado de amenaza a nivel mundial.
Dicha interacción de ecosistemas es la que convierte a la cordillera de Nahuelbuta en una de las zonas de mayor riqueza en especies a nivel mundial. La presencia de mamíferos, mariposas, anfibios y plantas endémicas la sitúa en la lista de los veinticinco centros de mayor importancia para la conservación de la biodiversidad a nivel mundial, llamados también “hotspots”.

Perfil en altura de la cordillera de Nahuelbuta. Imagen de WWF Chile.
Especies nativas
La cordillera de Nahuelbuta reúne 690 especies de plantas vasculares nativas, esto es, plantas que poseen vasos conductores ramificados en su raíz, tallo y hojas, para transportar agua, minerales y alimento.
De ellas, 265 son endémicas y representan el 55% de las 480 especies endémicas que existen en todo Chile continental (una alta proporción, según criterios científicos).
La geografía de esta zona varía de un paisaje ondulado y relativamente bajo en el sector norte (400 m de altitud) hasta elevaciones de más de 1.000 m en el sector sur.
Esta variación determina, obviamente, el perfil meteorológico de la región que va de un clima mediterráneo cálido y subhúmedo en el norte, a uno templado húmedo y lluvioso en el sur. Ambos factores, el orográfico y el climático, proporcionan la variedad de ambientes ecológicos que justifica la inmensa riqueza de especies que encontramos en Nahuelbuta.
Un tesoro de la biodiversidad que debe ser conservado de forma prioritaria, para que siga estando en el mejor estado posible, tanto para supervivencia de la fauna que allí reside, como para salvar de la extinción a estas especies vegetales únicas.
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