Mañana, 15 de abril, se celebra el Día Mundial del Arte 2020, con una premisa que involucra a todos y todas: ni el confinamiento, ni el coronavirus puede hacer que nuestro espíritu creativo y nuestra imaginación se silencien y se replieguen, ahora más que nunca necesitan salir a la luz para mostrar lo que está dentro de nosotros.
El arte como herramienta de escape
Este encierro impuesto también está sacando nuestros temores, angustias, miedos, deseos y vicios ocultos, pero también nuestra esperanza de evolucionar y cambiar hacia un futuro prometedor, en donde cada vez exista más solidaridad y compromiso con los más necesitados y maltratados por la sociedad, incluido el medio ambiente.

Crea con corazón y entusiasmo, el confinamiento pasará (¡esperamos!), pero el arte permanece.
Esas dos caras y su reflejo, va a ser el leit motiv de numerosas exposiciones en los próximos meses y años, porque esta situación única nos va a dejar marcados, aunque nosotros no queramos. Ha habido un antes y un después del confinamiento. El saber que la humanidad y el mundo que conocemos está cambiando, y que nuestro futuro como especie está todavía pendiente de un hilo que nadie sabe quién lo maneja. Lejos de generarnos estrés e incertidumbre, debemos tomarlo como un reto y una nueva oportunidad para volver a empezar y replantearnos el mañana.
¿Realmente queremos un planeta devastado por nuestra huella o preferimos aliarnos con la madre naturaleza para intentar compartir y sacar adelante un lugar en el que nos sintamos a gusto y vivamos en armonía?
Dos propuestas, a cuál más inspiradora
Preguntas parecidas a esta se hacen muchos artistas en su soledad. Por eso, han surgido iniciativas como The Covid Art Museum. Una galería de arte virtual en Instragram donde ya se están exponiendo obras de arte creadas por artistas de la más diversa índole y procedencia.
Con multitud de guiños a nuestra particular vida hogareña, han conseguido sorprendernos para esbozar una sonrisa en la mayoría de los casos. Transgresores, estos artistas cuentan historias como las podría contar un libro. Historias visuales que se quedan impresas en nuestra retina. Actos rutinarios ahora, que hace tres meses nos hubieran parecido surrealistas. Dalí, se ha colado en nuestro hogar para transformarnos y ver el mundo de otra forma, con otra mirada. Seguro, más inquisitiva y maniática.
Día Mundial del Arte 2020: reciclaje y reutilización de objetos cotidianos
Otras cuentas de Instagram no se han quedado atrás, como la de @tussenkunstenquarantaine, que nos propone el reto de convertirnos por un día o unas horas en los protagonistas de las más representativas y famosas obras de arte y fotografías de todos los tiempos. Es una idea brillante que todos debemos de intentar. Quien más, quien menos, se ha sentido atraído por algún cuadro o escultura particular. Ahora es el momento de sacar a la luz nuestras dotes artísticas y escenográficas.
Pero, ¿adivinar cuál es el objeto más usado en todas y cada una de las imágenes de las dos cuentas? Por supuesto, el papel higiénico. Ha pasado de estar oculto en un rincón de nuestro baño, a ser el rey del mundo estético. Polivalente, neutro, y moldeable, ocupa todas las instantáneas con más corazones, y es que con este objeto tan íntimo, somos capaces de sacar nuestra originalidad por bandera.

Reina por un día con gorguera de papel higiénico.
El reciclaje es nuestro mejor aliado para dar la cara. Con infinitas combinaciones de objetos caseros y las distintas estancias de nuestra casa transformadas como si fuera el escenario de un teatro, se puede lograr imágenes sorprendentes y sobrecogedoras en las que participan todos los miembros de la casa, incluidas las mascotas.
Conviene recordar que atesoramos infinidad de artículos a los que les sacamos poco partido, en general. Así que no desaprovechemos la ocasión para crear como Ingres, Uccello, Lempicka, Modigliani, Van Gogh, Frida Kahlo, Klee o El Greco. Cualquier época, obra y artista puede ser motivo de inspiración para desempolvar trastos viejos.

Caravaggio estaría más que contento con esta «reproducción» del tondo de su medusa.
Resulta divertido y enriquecedor, que nuestros propios objetos puedan formar parte de un bodegón de Cézanne, nuestro perro (si se anima) como parte de un retrato similar al de Hugo Erfurth pintado por Otto Dix, nuestras propias frutas y verduras formando parte de un retrato de Arcimboldo, nuestros cables (desenchufados) como parte de la cabellera de la Medusa al estilo de Caravaggio, e incluso nuestras sábanas tapándonos al estilo de «Los amantes» de Magritte.
Solo hay que sacar ganas y rebuscar un poco entre nuestras posesiones para encontrar el objeto adecuado. Con un poco de maña lo reciclaremos o lo reutilizaremos para nuestra obra magistral, y con un poco de imaginación alcanzaremos nuestro propósito. No hace falta que sea idéntico, siempre es posible darle nuestro toque personal y contemporáneo para que el trabajo sea digno de elogios. Lánzate a experimentar con materiales y texturas para darle tres dimensiones a tu obra.

Hojas, secas, una rama de un árbol y dos piedras sacadas de la naturaleza, más un rotulador pueden hacer juntas esta maravilla.
Y si no te gusta la idea de copiar, siempre puedes sacar de tu yo más profundo, algún motivo para transmitir y generar arte.
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