Todo es poco para detener el cambio climático al que nos vemos sumidos. Numerosos artistas se han unido para denunciar la hecatombe, Wan Yunfeng es uno de ellos. En su caso ha querido llamar la atención diseñando ropa realizada con los desperdicios de un basurero o redes de pesca.
Moda con residuos
El artista plástico, quiere concienciar de la necesidad de conservar el medio ambiente. Es un arte de performance clamando una llamada de atención a la sociedad y su despilfarro, que se hace factible en su incómoda vestimenta. Tan incómodo como mirar hacia otro lado cuando se habla de las consecuencias que va a traer nuestro estilo de vida.

El peso de la basura humana a sus espaldas. Credito: Cheng Chong.
Viejos zapatos, botellas de plástico colgadas a sus espaldas, vaqueros rotos o las propias bolsas azules del IKEA, conforman una iconografía, que casi podríamos comparar al cuadro del genial Sandro Botticelli, «El nacimiento de Venus». El aire de «dios de la inmundicia» le viene que ni pintado a este artista chino nacido en Fushun, que reivindica una mayor protección para los océanos, con una serie de fotos en las que se ve un gastado y maltrecho Wan soportando el peso de la llamada «porquería».
Un grito de angustia
El consumo desmedido de materias primas y el abuso de sustancias artificiales que luego no se pueden descomponer en el medio natural, es su caballo de batalla. Él mismo cuenta que se ve como un animal atrapado en esas redes de pesca, soportando una muerte lenta y agónica. Una representación teatral y estética que conmueve, esperando despertar y estimular más cambios en todas aquellas personas que lo ven.
Unos residuos muy valiosos, que con la nueva economía circular podrían evitar la existencia de basureros, pero estamos en los inicios del cambio, aunque nos queda un gran trecho por recorrer.
Puede parecer una «Magdalena» llorosa, pero con una desesperación contemporánea, que ve como está deteriorándose todo el planeta. Credito: Cheng Chong.
Después de trabajar en sus inicios para un tipo de ópera china en su país, ha pasado a ocupar las grandes portadas de las revistas con su manifiesto medioambiental, desfilando por las grandes capitales de la moda como Nueva York o París.
Desde siempre le habían fascinado los trajes de las mujeres de la ópera china, sus colores vibrantes y sus diseños, a diferencia de los hombres que vestían colores más uniformes y ropa más sencilla.
Wan Yunfeng trabajó como actor y como maquillador, y estuvo con muchas celebridades chinas. Eso le ha valido para tener una larga experiencia en todos los campos que el necesita para poder componer algunos de estos retratos angustiosos, otros recrean otro tipo de atmósfera más cosmopolita y triunfante en la que todo vale.

Wan vestido con las bolsas azules de IKEA. Créditos: A Ji.
Su apartamento en Beijing donde vive, se podría parecer a una fabrica de reciclaje o a un basurero de una persona con síndrome de Diógenes, según se mire. Acumula todo tipo de objetos que pueden parecer inservibles, pero que él los recompone o reutiliza para sus escandalosos trajes. Y siempre pide más a sus amigos, que le traigan lo que encuentren o no necesiten.
Sus obras imposibles rayan en una actitud estrafalaria, pero él opina que si así consigue su objetivo, todo ha merecido la pena.
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