El jardín xerofítico es aquel que se compone de plantas que necesitan poca cantidad de agua para vivir, es decir, que estén acostumbradas a la sequía. Se trata de uno de los más demandados en nuestro país por su climatología, en especial en la costa mediterránea, y por cuestiones de sostenibilidad. En la arquitectura verde que ofrece alternativas como la casa pasiva, ya se incluye como la opción más práctica, ya que no necesita de demasiados cuidados (dependiendo de las especies), y proporciona una estética única, además de procurar frescor y resguardo en los diferentes espacios.

jardín xerofítico

El romero es una de las plantas aromáticas que mejor se adapta a las condiciones de un jardín xerofítico.

Cómo crear un jardín xerofítico

La diferencia de consumo de agua entre un jardín tradicional y un jardín xerófilo es realmente significativa. Su consumo estaría en torno a solamente un 20% o un 30% de agua en comparación con los tradicionales.

Lo primero que se debe valorar son las condiciones edafoclimáticas del lugar a lo largo de todo el año. En determinadas zonas existen microclimas que pueden favorecer a algunas especies de plantas, y a otras no. Por eso se debe realizar un profundo estudio del terreno y establecer cuáles serían convenientes, además de agruparlas por sus necesidades hídricas. Incluso dependiendo de la propia orientación de cada zona a diseñar.

Se trataría de un jardín bioclimático en el que la adaptación de las plantas al clima es lo principal, aunque también su función en el espacio y su integración en el paisaje. Sobre todo es trascendental evitar que la evaporación del agua (para ello lo más práctico es una capa gruesa de acolchado (guijarros, piedras o grava volcánica son perfectos) y la escorrentía puedan acabar con la belleza del jardín. Además, es necesario que el tratamiento de este jardín xerófilo sea mediante productos naturales, sin pesticidas, fertilizantes o insecticidas químicos que terminan haciendo más daño del que se quiere evitar.

Los cactus y las plantas suculentas son otra opción a tener en cuenta si optamos por especies con poca necesidad hídrica.

El jardín xerofítico se puede acompañar de apoyos, como hoteles para insectos, que ayudarán a controlar plagas que puedan afectar a las plantas, o incluso el establecimiento de nidos o casas para pájaros podría ser una de las mejore opciones antes de caer en el error de usar un producto químico, que luego suele tener a la larga un efecto rebote de más difícil abordaje.

En cuanto al riego, lo ideal sería crear las condiciones naturales de las plantas en el medio natural. En el clima mediterráneo o en climas cálidos y secos no suele llover a menudo, pero cuando llueve suele ser de manera intensa. Es decir, el riego debe ser esporádico sobre todo en los meses de invierno y más puntual en el resto de los meses, pero de manera abundante y no regular. El buen drenaje es la clave, no deben de tener el suelo húmedo y encharcado, mucho menos en invierno.

Especies que se pueden introducir en el jardín xerofítico

Dentro del jardín xerófilo es frecuente incluir plantas crasas o suculentas, como los cactus, porque son los más adaptados a las condiciones extremas (algunos pueden soportar 20 grados centígrados bajo cero) y los que más aguantan en las más variadas condiciones climatológicas, siempre que no exista una lluvia permanente. La mayoría proviene del continente americano o africano, aunque es posible encontrar este tipo de especies en Oceanía.

jardín xerofítico

La chumbera o nopal es un cactus que se ha naturalizado en nuestro país, aunque su origen, al parecer, está en México.

En nuestro país hay algunos ya naturalizados como el nopal o la chumbera los podemos encontrar en toda la zona mediterránea o incluso en Castilla-La Mancha. Ocurre algo parecido con los ágaves o pitas, o algunas crasuláceas que se pueden encontrar de forma salvaje en prácticamente todo el país como la uña de gato (Sedum sediforme), el Ombligo de Venus (Umbilicus pendulinus) o la Mucizonia Hispida. También Sedum album, la Roseta (Echeveria laui) o el género Tillaea.

Lo ideal sería combinarlos con las plantas típicas mediterráneas desde árboles como el pino, la higuera, el olivo, el almendro o el granado; pasando por arbustos como la jara, la alcaparra o el palmito; siguiendo por plantas rastreras o aromáticas como la sabina rastrera, el romero, el tomillo o la lavanda.

Es sencillo cuidar a los cactus, pero pueden tener problemas graves por los que se pueden echar a perder. En el siguiente vídeo se pueden los cuidados básicos para crezcan fenomenal.