Todas las setas que aparecen aquí son verdaderas, reales y te puedes tropezar con ellas en nuestros bosques, aunque algunas de ellas con gran dificultad debido a su singularidad. Parecen salidas de una película de ciencia ficción, de otro planeta o ser fruto de un truco fotográfico, pero no. La naturaleza ha querido que nuestros ojos puedan disfrutar de estos ejemplares únicos. Así que no puedes dejar de acercarte estos días al campo simplemente para intentar encontrar alguna de ellas.

Es imprescindible que las retrates y saques una fotografía «in situ», sin llevarte las setas a casa. No tienen ningún valor, pero sí puedes realizar una genuina labor de investigación enviando la instantánea a alguna sociedad micológica, indicando el lugar dónde la has encontrado y de paso los árboles o plantas que había alrededor. ¡Mucha suerte!

1. Clathrus archeri

Esta seta australiana ha viajado mucho, se ha asentado en Europa desde la Primera Guerra Mundial por la llegada de los soldados y sus caballos australianos, incluido su forraje, o a través de las telas o lanas que transportaban desde allí, posteriormente. En España se puede observar en Galicia o la Cornisa Cantábrica.

Su forma es parecida a los tentáculos del pulpo, puede llegar hasta ocho brazos, pero se conoce vulgarmente como «Dedos Del Diablo».

Desprende un olor nauseabundo, como atractivo para los insectos. No es comestible.

Es posible encontrarla durante el verano y el otoño en bosques húmedos frondosos, es más extraña en bosques de coníferas, y a veces aparece en prados húmedos u orillas de ríos.

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Los llamados «Dedos del diablo» en el argot popular, son escasos en nuestros bosques.

2. Morchella esculenta

Se la conoce además como «Colmenilla común». Es una seta que tiene un cierto parecido con los panales o colmenas de las abejas, por eso normalmente se la llama así.

Aparece en bosques de fresnos durante la primavera. Aunque también se la puede descubrir en valles o jardines, ya que suele pasar desapercibida debajo de la hierba o del musgo.

Es comestible si se cocina bien, necesita un gran tiempo de cocción. Resulta exquisita como acompañamiento.

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Verdaderas colmenas de abejas que nacen del suelo forestal.

3. Mutinus caninus

Se trata de una seta que pasa casi toda su vida enterrada, en forma de huevo. Después comienza a crecer la gleba, para atraer con su olor fétido a determinados insectos que devoran la parte superior de color canela, descubriendo un capuchón viscoso de color verde oscuro con la parte superior roja, a modo de botón. De esa manera, las esporas se distribuyen gracias al transporte de los pequeños animales alimentados.

Se puede encontrar con dificultad en bosques de frondosas, más frecuentes en hayedos y robledales húmedos durante la primavera y el otoño. No es comestible.

Imagen de la Sociedad Micológica Extremeña

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No se sabe si son dos alienígenas que han llegado hasta nuestro planeta, pero su presencia no deja indiferente a nadie.

4. Helvella corium

Su forma y color fascinantes, hacen de esta seta una excentricidad de la naturaleza, y su rareza, sobre todo en nuestras tierras, un premio para la vista.

Pueden localizarse en la alta montaña, pero en lugares húmedos cerca de arroyos y bajo sauces. 

Parecen sacadas de un cuento, pero existen en realidad. «Bocas hablantes» que al parecer, no tienen ninguna cualidad culinaria.

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Estas setas de color negro o pardo oscuro podrían formar parte de un paisaje lunar.

5. Laccaria amethystina

Una increíble seta de color morado o amatista, de ahí su nombre científico, que crece en bosques caducifolios o de coníferas durante el otoño ( son más típicas de hayedos).

Se la suele ver rápidamente en el manto del bosque debido a su tonalidad. Es comestible, sobre todo el sombrero, y suele encontrarse en grupos.

¡Cuidado! Se puede confundir con Mycena pura y con Inocybe geophylla, ambas tóxicas.

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Podrían haber salido como ilustración en cualquier cuento infantil.

6. Clavulina cristata

Se le puede considerar como un coral terrestre que habita los bosques caducifolios o de coníferas europeos en verano y otoño. No es demasiado abundante.

Su color blanco la suele hacer destacar en medio de la hojarasca cunado es joven, según pasa el tiempo se torna a una tonalidad grisácea.

No es comestible, puede producir problemas gastrointestinales.

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¡Un coral que crece en el suelo del bosque!

7. Hirneola auricula-judae

También se la llama «Oreja de Judas» por su morfología.

Es una seta que crece en bosques caducifolios de saúcos, hayas, nogales o falsas acacias. Le gusta las atmósferas húmedas con ramas muertas, cercanas a los ríos.

Se la puede encontrar durante todo el otoño, invierno o incluso primavera.

Es comestible, incluso cruda. En China se usa mucho por sus propiedades medicinales: es antibiótica y antiinflamatoria.

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La conocida como «Oreja de Judas» parece una imagen microscópica ampliada de algún virus o bacteria.