El próximo 21 de septiembre se conmemora el Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles 2018, una jornada que pretende concienciar del daño que este tipo de cultivo ejerce sobre los ecosistemas y la propia biodiversidad. En muchas partes del mundo se siguen plantando la misma especie de árbol en miles de héctáreas con el problema que ello supone para el propio hábitat. Parece ser que no hemos escarmentado, porque a la larga suele suponer la ruina para esas mismas personas que lo trabajan cuando baja el precio en el mercado mundial, no para las grandes empresas; que gracias a los excedentes, obtienen pingües beneficios. Ya ocurrió con la banana, el café o el cacao, por mencionar los ejemplos más conocidos.

Deforestación vía satélite

En la actualidad, los monocultivos de soja, eucalipto, aceite de palma o maíz; siguen perturbando el planeta y perjudicando seriamente nuestra vida por la deforestación del bosque natural que antes existía en esos lugares. El cambio climático también tiene mucho que ver con estas acciones humanas que se han desarrollado por todo el mundo. La desaparición de la selva amazónica es ya un hecho constatado que se puede apreciar vía satélite de forma muy temprana, ahora la cuestión es si realmente se quiere atajar el problema por parte de esos gobiernos. Cada año desaparece entre un 20% y un 40% de los bosques tropicales.

Monocultivos

El maíz transgénico es uno de los alimentos más consumidos del mundo.

Daños «colaterales» de los monocultivos:

Conflictos y pobreza

La pobreza suele ir de la mano, así como los conflictos sociales que se generan en esos países por culpa de esas plantaciones de monocultivos de árboles. Los trabajos precarios sin contratos, con sueldos indecentes y y prácticamente sin horas de descanso, de manera temporal y sin ningún tipo de asistencia médica; suelen ser el correspondiente canje que se realiza a las personas que allí vivían, es decir, las promesas que les habían contado de bienestar o trabajo para todos se esfuman, porque a las grandes corporaciones no les interesa la parte humana y la medioambiental que conlleva. La producción intensiva para la venta internacional es su interés, lo demás son «daños colaterales» que hay que sortear de la mejor manera.

Las pequeñas o medianas familias que han podido sobrevivir de sus cultivos hasta ese momento, han sido literalmente tragados por las poderosas multinacionales al no poder competir contra ellas. Ven que poco a poco sus cultivos tradicionales desaparecen, sus tierras y ellos mismos enferman por los monocultivos transgénicos alimentados por productos agroquímicos que les hacen resistentes a todas las plagas (la soja necesita de una gran cantidad de fertilizantes y pesticidas), pero cuya consecuencia es el empobrecimiento y la erosión del suelo, la contaminación del agua y de la tierra (el nitrógeno y el fósforo excesivos terminan deteriorando la vida acuática).

Monocultivos

El monocultivo de aceite de palma en Malasia o Indonesia ha hecho desaparecer el bosque prístino.

Contaminación del suelo y del agua

La muerte de muchas plantas y seres vivos por el uso indiscriminado de estas sustancias nocivas es ya un hecho que no se cuestiona, esta datado científicamente en numerosos estudios. La microflora y la fauna desaparece, los suelos dejan de ser fértiles ( 30 cm de suelo tarda en formarse entre 1.000 y 10.000 años), ya sea con las plantaciones de eucalipto o de soja, entre otros monocultivos. La Amazonia era el pulmón del planeta, ahora resulta que Brasil, por ejemplo, es el cuarto país emisor de gases de efecto invernadero, precisamente por la quema de los árboles y la descomposición de la vegetación.

El modelo a gran escala del sistema agroalimentario que se está imponiendo es insostenible. El derecho a una alimentación sana y a establecer un sistema productivo propio, es la base de toda sociedad, si esto no se puede lograr, nuestra existencia como humanos en la Tierra va teniendo los días contados. Por eso, es importante elegir de dónde proceden los alimentos que nos llevamos a la boca. ¿Alguna vez te paraste a pensar en ello? Puede ser que procedan de esos campos de cultivo, que se parecen más a campos de «exterminio»; ¡no dan vida, la quitan!

Monocultivos

Los eucaliptos causan graves desequilibrios hídricos subterráneos, secan la tierra, e incluso los ríos.

Si no quieres contribuir a esta lenta extinción, opta por adquirir productos de alimentación sin aceite de palma, sin soja transgénica o sin maíz transgénico.

Al igual ocurre con la madera o el papel de algunos objetos que compramos, si no figura ninguna etiqueta que certifique su origen en un bosque sostenible, piensa que seguramente provenga de bosques que se talan sin discrección ayudando a la deforestación y al cambio climático del planeta. ¡Solo tú puedes ser la alternativa!