El 2016 ha sido el año del gorrión común para SEO/BirdLife. Pero este pájaro tan popular en nuestra vida diaria fue elegido por un motivo poco esperanzador: el descenso poblacional de la especie en los últimos lustros. Con el 2017 a la vuelta de la esquina, es hora de hacer balance y lamentablemente los datos no han mejorado.

Cada vez es menos habitual ver gorriones en las grandes ciudades.
El gorrión se ha adaptado tanto al ser humano que ya no puede vivir sin nosotros. Su hábitat está completamente asociado a entornos urbanos, de ahí que el declive poblacional en áreas pobladas sea un problema especialmente grave para esta especie. En grandes aglomeraciones del planeta como Londres o Pekín, ya es complicado encontrar gorriones por las calles.
En España, entre 1998 y 2016, la población de gorriones comunes ha caído un 15%. Los datos de todo el continente europeo son más amplios, se remontan a 1980, y arrojan la alarmante cifra de un 63% menos de ejemplares. Este descenso viene de lejos, ya que en la década de 1970 se perdieron 10 millones de individuos solo en Gran Bretaña, tanto en entornos urbanos como rurales.

El gorrión común está completamente adaptado a vivir entre nosotros.
Un 7% menos de población en 2016
Juan Carlos del Moral, coordinador del Área de Seguimiento y Estudio de Aves de SEO/BirdLife, confirma que, en 2016, la especie ha vuelto a caer un 7% con respecto a los datos de 2015. “Es normal que especies de pequeño tamaño tengan fluctuaciones poblacionales grandes. Son aves que se reproducen una, dos o tres veces en la primavera y sacan adelante varios pollos”. Sin embargo, añade, “cada vez son menos los que logran sobrevivir” y, además, se producen menos reproducciones, por lo que el balance general es negativo.
Los análisis determinan que la población de gorriones en zonas urbanas presenta anemia, malnutrición y un funcionamiento deficitario de sus sistemas de defensa antioxidante. Un deterioro que no presentan aves más habituadas a vivir en zonas rurales o periurbanas. Estas enfermedades están provocadas, sin lugar a dudas, por la contaminación atmosférica de las ciudades, además de la falta de alimento y la imposibilidad de que los pájaros lleven una dieta equilibrada.
El incremento de zonas verdes de buena calidad en los espacios urbanos y la mejora del ambiente de las ciudades, muy castigado por la polución, ayudarían a un avance sustancial de las poblaciones de gorriones. Este progreso sería, además, beneficioso para los ciudadanos, que podríamos disfrutar de mejores espacios y de un acercamiento a la naturaleza, altamente necesario en las urbes del siglo XXI.

La falta de alimento es uno de los problemas que afrontan los gorriones en entornos urbanos.
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