Dada la importancia del hábitat, el crecimiento de la población y las condiciones del medio en el que vivimos, la Asamblea General de la ONU decidió en 1985 que cada primer lunes de octubre se celebrara el Día Mundial del Hábitat 2016 para reconocer el derecho básico de toda la humanidad a una vivienda digna.

Nuestro hábitat merece que lo mimemos
Para empezar, tenemos que saber que el hábitat es el sitio donde un organismo vive y encuentra todo lo que necesita para sobrevivir como refugio (casa), agua, alimento y espacio. Para poder vivir en el medio, necesitamos tener estos elementos. El conflicto surge cuando solo una parte de la población tiene acceso a dichas necesidades.
Es por ello que no se puede celebrar este día sin olvidar a las mil millones de personas que viven en barrios marginales. Puesto que no todos/as se sienten integrados/as, sigue siendo necesario reflexionar sobre ello. El Día del Hábitat debe ser una fecha para dar voz a los habitantes de las zonas más separadas.
No todas las personas tienen acceso a un medio que le proporcione unos servicios básicos; viven en condiciones precarias. Un ejemplo de ello, son los pueblos africanos del sur del Sáhara donde, según un artículo de Amnistía Internacional de 2012, casi tres de cada cuatro residentes viven en asentamientos precarios o informales. Una cifra en la que hasta ahora no hemos conocido otros resultados más alentadores.
Mientras que existan personas que apenas tienen acceso a saneamiento, que utilicen agua contaminada y que no tengan unos servicios educativos y sanitarios adecuados, es competencia de los países desarrollados ayudar al crecimiento de las zonas más desfavorables. Puesto que las ciudades crecen, deben ser éstas mismas las que ayuden a los habitantes de las zonas marginales a conseguir unos derechos dignos, como ciudadanos/as que son en cada zona.

Debemos luchar por frenar nuestro impacto en el hábitat
El Día del Hábitat se muestra como una fecha para reflexionar sobre las diferentes condiciones en las que vive el ser humano y hacernos pensar en el modo de conseguir que todos los ciudadanos/as vivan en las condiciones de igualdad que se merecen.
Según un estudio de Amnistía Internacional, en el año 2009, más de 200.000 personas se encontraban en asentamientos precarios y en viviendas inadecuadas con condiciones insalubres. En muchas ocasiones, estos asentamientos carecen de reconocimiento formal, por lo que implica la exclusión a sus residentes de procesos de planificación o atención a los servicios. Proporcionar un hábitat digno es una tarea gubernamental en la que los gobiernos deberían garantizar sin discriminación de ninguna clase.
Luchemos para conseguir asentamientos humanos equitativos para vivir en igualdad con una infraestructura ambiental adecuada.
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