Para tener una higiene bucal perfecta no hace falta elegir el último dentífrico que ha salido al mercado con un montón de sustancias que prometen dejar nuestros dientes limpios, blancos y sanos a base de químicos.

Después de que la Humanidad haya llegado donde está hoy en la actualidad, hay que pensar en aquellos ingredientes que desde la Antigüedad se han venido utilizando para limpiar, y que por suerte resultan más efectivos, baratos, y presumiblemente, con ningún efecto secundario.

Nos hemos alejado tanto de la Naturaleza, que cualquier ingrediente que provenga de ella, nos da reparo usarlo, por parecer arcaicos. Una pésima decisión que nos hace caer en las redes de la publicidad engañosa que nos seduce con sus prototipos ridículos y, la mayoría de las veces, falsos a todas luces.

A los productos elegidos para la higiene bucal rara vez se les da excesiva importancia, pero nuestra salud depende de forma real de nuestra boca: de su estado, nuestras digestiones, nuestra propia cabeza y todo el organismo en sí mismo.

Desde que descubrí los dentífricos con sal del Himalaya no he probado otra cosa para mi higiene bucal. La sal del Himalaya, junto con el carbonato de calcio, son el tándem perfecto para limpiar nuestros dientes. Agentes antibacterianos que van eliminando con suavidad la placa, no son abrasivos y no estropean el esmalte dental.

La sal del Himalaya, junto con el carbonato de calcio, son el tándem perfecto para limpiar nuestros dientes.

Otras de las virtudes de este tándem tan equilibrado, es que estimulan la circulación sanguínea y la producción de saliva, es decir, la autolimpieza de nuestra boca. Algo que suena extraño en estos tiempos que corren, pero debemos de tener en cuenta, tal y como muchos animales hacen. No nos desliguemos de nuestros orígenes.

Una de mis marcas favoritas proviene de Alemania, se llama Natur Hurtig y fabrica unos dentífricos espectaculares, exagerando mucho, ¡casi salen fuegos artificiales de mi boca! Bromas aparte, algo tan sencillo y tan eficaz, parece mentira que sea de los dentífricos ecológicos más baratos del mercado.

Así que muchas veces lo barato sale caro, en este caso todo lo contrario. Además, contienen plantas medicinales tradicionales en la higiene bucal, como la mirra, el romero, la salvia, el árbol del té, la cola de caballo o el neem. En este caso, lo elegí para las encías sensibles, pero tienen tres tipos. Uno con menta, camomila y eucalipto; y otro con Clavo, hinojo y canela.

Lo que más me gusta de ellos es que a pesar de tener sal del Himalaya, es que no se queda ese sabor salado eternamente, como pasa con otros dentífricos con sal del Himalaya. Pasa relativamente desapercibida. Son unos dentífricos muy suaves, que incluso los pueden utilizar niños ya mayorcitos a partir de 6 años de edad.

Su ph es de 7,5. Hace una pequeña espuma para su mejor repartición por la boca, pero es a base de coco. No contiene flúor, y no lleva conservantes, colorantes o perfumes sintéticos. Tampoco derivados del petróleo. Es un dentífrico natural con certificado BDIH y con un formato de 75 ml.