Las plantas carnívoras siempre han atraído la curiosidad de los humanos, especialmente la venus atrapamoscas con sus boquitas sonrientes listas para zamparse al primer insecto incauto que se le acerque.
De hecho a mí también me parece una especie fascinante. Tanto, que he decidido conseguir una (legalmente, por supuesto) para hacerla crecer como la de La tienda de los horrores dándole de comer cangrejos americanos como Charlie the Crab y sus secuaces (una vez esté grandecita podré alimentarla con otras especies invasoras, e incluso algún humano molesto jejejeje).
Una trampa mortal
La venus atrapamoscas o Dionaea muscipula, como la llaman los científicos, es una de las pocas especies de plantas carnívoras del mundo. Es endémica de Estados Unidos (Charlie go home!), viviendo concretamente en zonas pantanosas de Carolina del Norte y del Sur. Aunque parezca abundante (es fácil encontrarla en tiendas de plantas y viveros) está clasificada como vulnerable (VU) por la UICN.

Parece que las venus atrapamoscas están siempre de buen humor y sonrientes, sobre todo después de haberse comido un buen par de insectos.
Imagen: Citron
Se trata de una planta pequeña con entre 4 y 8 hojas dispuestas en forma de roseta y, como sabrás, acabadas en trampas redondeadas y dentadas. Se pueden reproducir de forma sexual (en verano echa un tallo acabado en una inflorescencia blanca), o bien asexual, mediante rizomas. Su crecimiento es bastante lento: tarda unos 4 años en alcanzar la madurez sexual, pudiendo vivir en su hábitat hasta 30 años.
Los insectos y arácnidos están perdidos si se acercan a ella. En la superficie de las trampas de la venus atrapamoscas hay azúcares que atraen a sus presas, las cuales serán identificadas gracias a unos pelillos sensores. Si un animal toca más de una de esas vellosidades en un determinado tiempo la trampa se cierra inmediatamente, dejando atrapado a su almuerzo. Éste será digerido gracias a las enzimas y el ácido clorhídrico que segregan unas glándulas que poseen los lóbulos de las hojas-trampa.
Parece extraño que una planta que puede fotosintetizar y alimentarse por las raíces recurra a alimentarse de esta forma, pero lo cierto es que en las zonas donde vive el suelo no tiene suficientes nutrientes, es por ello que necesita conseguirlos recurriendo a la caza. Además, para completar la lista de extrañezas de la venus atrapamoscas, te diré que hiberna (detiene su crecimiento y deja al mínimo otros procesos vitales) desde mediados de otoño hasta finales del invierno. Lógico si tenemos en cuenta que, en esas fechas, escasean sus complementos alimenticios de origen animal.
El peligro de ser una venus atrapamoscas
Como he comentado antes, es muy fácil encontrar venus atrapamoscas en tiendas y viveros. Pero ojo, todas ellas son cultivadas ya que esta planta se encuentra incluida en CITES y no se permite tener, traficar o comerciar con individos de origen natural. De hecho, ha sido la sobreexplotación por los humanos a causa del comercio la que la ha llevado al punto en el que está.

Parece inocente, pero no creo que las moscas opinen lo mismo…
Imagen: Podzemnik
Pero el trafico de plantas no es el único peligro para la venus atrapamoscas: el fuego, a pesar que la favorece hasta cierto punto eliminando competidores, destruye su hábitat al igual que ocurre con las sequías y esa extraña tendencia que tenéis los humanos a desecar pantanos y turberas.
Espero que la afición por la venus atrapamoscas de los humanos se reduzca a las plantas cultivadas y las pobres de origen natural puedas seguir comiendo insectos incautos tranquilamente en sus pantanos.
No hay Comentarios