El avance de la urbanización es una de las mayores amenazas para la biodiversidad, ya que destruye y fragmenta hábitats. Pero, a pesar de lo que muchos puedan pensar, entre el asfalto y los edificios existe vida. La lista de especies que habitan en las ciudades no es muy amplia, pero aún así, la biodiversidad urbana existe y es necesaria en esos ecosistemas artificiales que creáis los humanos.

¿Qué hay en nuestras ciudades?

Muchas especies se han adaptado con el tiempo a ese nuevo y extraño ecosistema de asfalto haciendo de los espacios urbanos sus nuevos hábitats.

Los gorrines quizá sean los mayores representantes de la biodiversidad urbana. Imagen: waldryano

Los gorrines quizá sean los mayores representantes de la biodiversidad urbana.
Imagen: waldryano

Se estima que en torno al 20% de la diversidad aviar se encuentra en las ciudades (desde mi cangrejil perspectiva me parece un valor muy alto). A pesar de la invasión de especies exóticas como las cotorras y la superpoblación de palomas, pueden verse otras aves como gorriones, urracas, golondrinas, aviones o carboneros. Y, sorprendentemente para muchos, las rapaces (cernícalos, lechuzas o halcones) también surcan los cielos de urbes como Madrid o Barcelona.

Pero claramente, si hay tantas aves presentes significa que también está presente su alimento (lo de comer del cubo de basura y los vertederos no es afición de muchos). Los insectos como moscas, avispas, abejas, hormigas, mariposas, polillas, etc. habitan también entre los humanos. Y no sólo eso: en parques y jardines pueden encontrarse mamíferos y peces, ¿qué madrileño no ha visto ardillas en El Retiro o carpas en algún estanque de la ciudad?

Pero lo principal para que toda esta biodiversidad urbana se dé, es la existencia de vegetación. Muchas grandes ciudades han utilizado especies exóticas para adornar sus avenidas, plazas y jardines, lo que podría parecer genial para la diversidad. Pero no. Es la vegetación autóctona la que favorece la diversidad y reduce el consumo de recursos como el agua.

Beneficios de la biodiversidad urbana

La relación entre urbanismo y conservación de la naturaleza es complicada, sobre todo teniendo en cuenta que el dinero está por encima de todo lo demás (la pela es la pela, como dirían los catalanes); ejemplos como el Algarrobico los hay en todas partes. Las leyes que hacéis los humanos pueden estar todo lo bien hechas que quieran vuestro dirigentes; el problema llega, como siempre, a la hora de aplicarlas.

La biodiversidad urbana trae muchos beneficios consigo. Los humanos soléis pasear más o hacer ejercicio si tenéis una zona verde cerca. Imagen: Diliff

La biodiversidad urbana trae muchos beneficios consigo. Por ejemplo: los humanos soléis pasear más o hacer ejercicio si tenéis una zona verde cerca.
Imagen: Diliff

La ordenación del territorio en una ciudad debería incluir la existencia de abundantes áreas verdes: parques, jardines, huertos urbanos e incluso techos verdes. Esto sería dar un gran paso para el mantenimiento de la biodiversidad urbana, pero la verdad es que además conllevaría otros beneficios:

  • La existencia de vegetación mejora la calidad del aire. Las plantas son un sumidero de carbono: una hectárea de bosque puede almacenar 2 toneladas de CO2 en un año.

  • Un árbol sano es capaz de refrigerar lo mismo que 10 aparatos de aire acondicionado, con lo que se amortigua el aumento de temperatura causado por los microclimas urbanos.

  • La biodiversidad genera entornos más saludables y mejora la calidad de vida.

  • Se ha demostrado que el contacto con la naturaleza, aunque sea en ambientes urbanos, es beneficioso para el tratamiento de enfermedades tanto físicas como mentales. Mejora el humor, un factor muy importante para cualquier enfermo.

  • Y si volvemos al asunto económico, las viviendas situadas cerca zonas verdes o espacios naturales aumentan su valor.

Entonces, si la biodiversidad urbana es tan beneficiosa ¿por qué está tan poco valorada por los humanos?