El Helarctos malayanus, oso malayo para los no científicos, es una curiosa especie de plantígrado que habita en el área pacífica del sureste asiático. Se encuentra incluido en el convenio CITES y catalogado como vulnerable (VU) por la UICN. Hoy te cuento nueve curiosidades que no probablemente no sabías de este animal.
1. Puedes llamarme como más te guste
Tanto la población indígena como sus colonizadores le han dado diversos nombres a lo largo de la historia. Los más conocidos y utilizados son: oso del sol, oso de la miel y oso del cocotero. Todos ellos puestos por razones que irás descubriendo a medida que sigas leyendo.
2. El hermano pequeño de la familia

Pequeño, pequeño… desde mi cangrejil perspectiva 1 metro de oso me sigue pareciendo grande.
Imagen: Tambaco The Jaguar
El oso malayo es la especie más pequeña de osos; un macho adulto puede medir erguido 1,2 metros y pesar un máximo de 60 kilogramos. Una miseria si lo comparamos con el oso polar que puede alcanzar los 2,6 metros y pesar en torno a 600 kilos, o lo que es lo mismo, 10 veces más.
3. El oso sin cola
Puedo imaginarme que nunca te has parado a mirarle el culo a un oso, pero si tienes la oportunidad, fíjate: todos ellos tienen una cola más o menos larga. El oso malayo también, pero tan corta (menos de 3 centímetros) que nadie diría que existe.
4. ¡Cuidado abejas, el oso malayo acecha!
Son omnívoros, como tantos otros osos, pero la base de su dieta son frutas y algún que otro insecto y pequeño reptil. Les encantan los cocos, convirtiéndose en grandes trepadores para conseguirlos. Y, al igual que Winnie the Pooh, es un adorador de la miel; tanto es así que le importa más bien poco meter su lengua en los panales arrasando con miel y abejas.
5. Extra de lengua, por favor

Con esa lengua lo tiene que dejar todo perdido de babas.
Imagen procedente: Lottovolante [email protected]
El oso malayo posee una lengua larga donde las haya, de casi medio metro. Hecha específicamente para llegar a los rincones más recónditos de panales, relamer huesos de frutas y rebañar restos de sus aperitivos de lagartijas y ratones.
6. Hibernar es de osos del norte y raros
No les va eso de hibernar, aunque también es cierto que habitan en zonas donde la temperatura es más o menos constante todo el año. Debido a ello, pueden aparearse y tener crías durante cualquier época del año.
7. Soy un oso malayo y éste es mi carné de identidad
Estos osos tienen una distintiva mancha amarillo-anaranjada en en el pecho que, al igual que las rayas de los tigres, es única en cada oso.
8. Oso fiestero aficionado al sol
Este plantígrado se asemeja a los humanos alemanes en Baleares: noches de fiesta y días tirados al sol (con la diferencia de que este oso no se pone como Charlie the Crab). Pero no se pone al sol como cualquier humano incauto o iguana de las Galápagos, no; le encanta construirse nidos en los árboles (hasta a 8 metros de altura) en los que pasa los días descansando para poder salir de nuevo por la noche.
9. Osos malayos vs. plantaciones de palma
A pesar de su pequeño tamaño, el oso malayo tiene solo dos predadores naturales (dicen que de adultos tienen bastante mala leche, supongo que será por eso): los tigres y las serpientes pitón. No acabo de imaginarme yo a una pitón comiéndose un sándwich de oso del sol, por muy ‘pequeño’ que sea.
Pero, cómo no, la mayor amenaza llega con el «Hombre». Los asiáticos utilizan su jugo biliar en la medicina tradicional y, por si lo anterior no fuera poco, se está destruyendo su hábitat para hacer plantaciones de aceite de palma (el mejor amigo de las coronarias humanas).
Espero que te haya gustado saber más del oso malayo, no muy conocido quizá porque otros osos como el panda o el polar le quitan protagonismo.
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