El próximo 17 de mayo se celebra el Día Mundial del Reciclaje 2015, una fecha para recordar los beneficios ambientales que nos aporta esta práctica, fundamentales en un momento crítico del planeta, en el que es vital reducir la contaminación atmosférica y el consumo de materias primas.

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De un tiempo a esta parte, el reciclaje ha pasado a formar parte de nuestra vida cotidiana. Entre los hábitos diarios, ya se encuentra la separación de los residuos en nuestro hogar. Desde los más comunes, como los envases, el vidrio, el papel y el cartón, hasta los ocasionales, como las pilas, las lámparas, los neumáticos o los medicamentos.

En todos los casos, el acto de separar los residuos y depositarlos en sus respectivos contenedores o llevarlos a un Punto Limpio, nos permite regular el consumo de materias primas provenientes de la naturaleza, así como reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Todo con un solo gesto, que apenas nos supone esfuerzo y que, en la mayoría de los casos, ya realizamos de forma automática.

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El vidrio es uno de los materiales más agradecidos con el reciclaje. De cada tarro que se recicla se puede producir otro igual, una y otra vez. Por cada 3 botellas que van al contenedor verde, se ahorra un kilo de residuos en los vertederos y 1,2 kilos de materias primas que habría que extraer de la naturaleza. Por descontado, se reducen la contaminación atmosférica, el consumo de energía y el de combustibles.

No menos importante es el contenedor amarillo, donde debemos depositar todo tipo de envases que se desechan en el hogar (de comida, bebida, productos de higiene…) En los últimos 17 años, tan solo en España se ha evitado la emisión de 15,2 millones de toneladas de CO2, se han ahorrado 22 millones de MWh de energía y 383 millones de metros cúbicos de agua. Cantidades, sin duda, por las que merece la pena colaborar en este proceso, con el sencillo gesto de depositar los envases en el contenedor amarillo.

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Un residuo no siempre habitual en los hogares, pero igualmente delicado, son los medicamentos. En algunas casas son de uso diario, mientras que en otras solo entran esporádicamente. En cualquier caso, la gestión adecuada evita que los compuestos de que están formados contaminen el suelo o las corrientes de agua. En todas las farmacias podemos depositar los medicamentos usados y caducados y sus envases y hacer así nuestra contribución.

Tan comunes como problemáticas son las pilas, que usamos en muchos aparatos electrónicos y desechamos con frecuencia. Su alto poder contaminante hace innegociable una correcta gestión. Un caso similar al de las bombillas y los fluorescentes, que en muchas ocasiones no entran a la cadena de reciclaje por desconocimiento o desidia. Hay que recordar que, además de en los puntos limpios, podemos depositar estos residuos en multitud de tiendas y centros comerciales.

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Reciclar no es complicado. Solo hay que saber dónde depositar cada residuo. Fuera de los cotidianos (envases, papel y cartón, vidrio), el Punto Limpio municipal siempre es la solución. Algunos ayuntamientos también ofrecen un servicio de recogida a domicilio o en puntos concretos del casco urbano para los voluminosos o poco convencionales. Solo es necesario un poco de empeño por parte de los ciudadanos, las administraciones y las empresas, para que el reciclaje funcione.

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