He decidido buscar algún animal con el que hacer una simbiosis: el afortunado me limpiará las pinzas y yo le daré protección. Y mientras espero a que respondan a mi anuncio en el periódico para buscar al simbionte adecuado, os voy a hablar de algunas especies que se alían o simplemente viven a expensas de otras.

Fragata Portuguesa y pez carabela portuguesa, una alianza peligrosa

El pez carabela portuguesa nadando plácidamente entre sus tentáculos. Imagen:  Seth Patterson

El pez carabela portuguesa nadando plácidamente entre sus tentáculos.
Imagen: Seth Patterson

La Physalia physalis o carabela portuguesa (que no es una medusa) es un organismo de los más peligrosos a causa de su picadura. Todos los animales huyen de ella. Todos menos el Nomeus gronovi, un pequeño pez que vive entre sus tentáculos. Este pez al que llaman pez carabela portuguesa (muy originales) es inmune al veneno que poseen las células de los tentáculos de la carabela, encontrando protección en ellos y atrayendo otros peces que serán el alimento de su hospedadora.

Ahora que lo pienso, es una buena alianza. Quizá debí haber puesto en el anuncio que mi simbionte debe atraer larvas…

Cuerno de Alce

El helecho cuerno de alce utiliza los arboles como soporte pero no los parasita. Imagen:  Doug Beckers

El helecho cuerno de alce utiliza los árboles como soporte pero no los parasita.
Imagen: Doug Beckers

Este helecho (Platycerium bifurcatum) no es un simbionte al uso. Algunos pensaran que parasita los árboles en los que vive, pero nada más lejos de la realidad. Es una planta epifita, lo que quiere decir que usa los árboles sólo como soporte; de esta manera sus raíces aéreas pueden obtener agua de la humedad del aire. Con este tipo de simbiosis el árbol ni gana ni pierde… bueno, puede que gane en estética, ya que siempre queda bien ver un árbol con verde en sus ramas.

Líquenes, la simbiosis perfecta

Los líquenes son la simbiosis más conocida de la naturaleza. Imagen:  jacinta lluch valero

Los líquenes son la simbiosis más conocida de la naturaleza.
Imagen: jacinta lluch valero

Los líquenes son la asociación perfecta entre un hongo (micobionte) y un alga o cianobacteria (ficobionte). Esta alianza hace que los líquenes sean extremadamente resistentes y puedan vivir casi en cualquier tipo de ambiente. Además pueden desarrollar diversos tipos de estructuras lo que los hace muy curiosos. La resistencia a la desecación la aporta el hongo y el alimento el alga gracias a la fotosíntesis.

Hormigas y pulgones

Ingenuo de mí siempre pensé que las hormigas, con su magnifica estructura social, no necesitaban de otras especies para nada. Hasta que conocí la simbiosis entre la hormiga negra o Lasius niger y los pulgones. Estas hormigas pueden hasta tener un rebaño de pulgones al cual cuidan y protegen, alimentándose a cambio de la melaza que producen estos pulgones.

Hormiga cuidado de sus pequeños pulgones. Imagen:  Pablo Flores

Hormiga cuidado de sus pequeños pulgones. Imagen: Pablo Flores

Pero las hormigas no solo se alían con los pulgones, hay algunas que protegen acacias y otras a algún tipo de oruga, como las canoras.

Anisakis, una simbiosis que no gusta a nadie

No todas las simbiosis son buenas para los participantes. Aunque parezca mentira, el parasitismo es un tipo que acaba siendo una pesadilla para uno de los individuos implicados como es el caso de los mamíferos marinos, (y a veces los humanos), y los anisakis.

No todas las simbiosis son buenas, los anisakis y sus hospedador son un ejemplo. Imagen: Anilocra

No todas las simbiosis son buenas, los anisakis y sus hospedador son un ejemplo.
Imagen: Anilocra

El genero Anisakis contiene diversas especies, todas ellas parásitas. Estos gusanos redondos pasan por diversos hospedadores a lo largo de su vida. La primera forma de larva habita en los intestinos de crustáceos (menos mal que no vivo en el mar, no me gustaría tener la barriga llena de gusanos); a continuación pasan a través de la alimentación a peces y cefalópodos. En este caso además de en las tripas puede hospedarse en los músculos o debajo de la piel. Por último, cuando cualquier mamífero marino (o humano despistado) se come a un individuo infectado los anisakis, ya adultos, convierten sus intestinos en casa y utilizan al animal para dispersar sus huevos en el agua reiniciando el ciclo.