Muchos se preguntarán en qué consiste la forma de consumo a través de cestas ecológicas y a qué se debe el éxito que está teniendo últimamente en la mayoría de ciudades.
Pues bien, las cestas ecológicas provienen del mundo de las cooperativas de barrios, al menos en grandes ciudades como Barcelona, donde estas cooperativas de consumo ecológico son asociaciones sin ánimo de lucro que abastecen a sus socios de hortalizas y frutas de temporada. Nacen con la intención de eliminar intermediarios y asegurar un comercio justo para los agricultores, además de seguir una filosofía de cuidar la biodiversidad autóctona de cada región. Una forma de acercar el producto de la tierra a los consumidores finales sin pasar por varios intermediarios, del huerto a la mesa. Se fundamenta en una forma de consumo basado en lo local, aprovechando las oportunidades que brinda el cultivo de cada tierra sin necesidad de traer de fuera productos que bien pueden cultivarse aquí al lado o sustituyéndolos por otros productos que sí crecen de forma sencilla y natural en nuestra zona.
Todo se basa en productos ecológicos, donde el propio agricultor deja de lado el uso de transgénicos y otras sustancias químicas para el cuidado de sus frutas y hortalizas con el fin de conservar la máxima pureza en cuanto a sabor, color y nutrientes de cada producto.
Se prima la proximidad y el trato directo entre el productor y el consumidor final y el funcionamiento es muy sencillo. En el caso de las cooperativas, cada socio se compromete a comprar una cesta semanal de la cantidad de kilos que se pacte, con una cuota semanal fija que tiene que pagar semana a semana. El tamaño de la cesta puede variar, para adaptarse al tamaño de las familias, y lo que incluyen estas cestas va cambiando cada semana en función de los productos que se vayan recolectando según el momento de la temporada que toque.
De esta manera, el productor se asegura poder producir aquellos bienes adecuados para la época del año que toque sin tener que usar elementos que modifiquen químicamente el ciclo de vida del producto. Y el consumidor final se asegura, por su parte, que recibe cada semana el producto de temporada correspondiente, así como los otros productos que son más o menos fijos en cada cesta, como las patatas y otros elementos de producción fija.
Pero hay otra versión en la que no te comprometes con una cuota semanal y simplemente pagas cuando realmente necesitas la caja. En estos casos, la mayoría de los productores ponen un sistema de envío puerta a puerta, de forma que el cliente no tiene más que esperar en casa la cesta de productos ecológicos que le llega directamente del campo.
En ambos casos si eres alérgico a algún producto o simplemente hay frutas o verduras que no gustan en la familia se puede pedir expresamente que se cambie ese producto por otro.
Como vemos, la comodidad de que te traigan a casa los productos ecológicos que vas a consumir, junto con la intriga durante la espera de qué productos tocarán esa semana, hace que la cesta ecológica se haya convertido en un éxito en muchas ciudades de gran tamaño donde no es sencillo acercarse al mercado o local de venta de frutas y hortalizas ecológicas.
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