Olivier Nsengimana (30 años) ha sido el ganador de los Premios Rolex de Medio Ambiente 2014. Este ruandés ha sido escogido por liderar un proyecto para conservar a la característica grulla coronada cuelligrís de Ruanda en peligro de extinción, y detener la caza furtiva de esta especie. Su candidatura ha sido elegida entre 1.800 de todo el mundo. 8 expertos internacionales son los que recompensan a los triunfadores con 50 000 francos suizos para desarrollar sus proyectos.

Los Premios Rolex Laureados Jóvenes, son una serie de galardones para menores de 30 años, que destacan en cinco campos diferentes ciencia y salud, tecnología aplicada, exploración y descubrimiento, medio ambiente y patrimonio cultural.

The Rolex Awards for Enterprise, 2014 series. Interviews in Addis Ababa

En Ruanda, la grulla simboliza riqueza y longevidad. Con su penacho dorado y un punto rojo fuego en el cuello, es una mascota muy codiciada entre la élite ruandesa. A pesar de la prohibición del Gobierno de matar, herir, capturar o vender especies en peligro de extinción, los ruandeses cazan estas aves de forma furtiva y las malvenden en los mercados a precio de pollo. El resultado ha sido devastador para la única especie de grulla que existe en Ruanda.

La población de estas aves ha caído en un 80 % a lo largo de los últimos 45 años, lo que provocó que en 2012 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) elevase a «en peligro de extinción» el nivel de amenaza al que está sometida esta especie. Si bien en otros países todavía existen ejemplares de grulla coronada cuelligrís, se cree que en la zona no urbanizada de Ruanda solamente quedan entre 300 y 500 ejemplares, la mayor parte de ellas en la marisma de Rugezi, una zona protegida situada en el norte del país.

Durante los próximos dos años, Nsengimana dividirá su tiempo entre su trabajo de campo con la  organización para la conservación Gorilla Doctors y su intento de salvar a la grulla coronada cuelligrís  a través de dos enfoques muy diferenciados. El objetivo primordial del proyecto es reintroducir  grullas criadas en cautividad en su hábitat natural ruandés. La clave está en la documentación, por  lo que Nsengimana planea elaborar en primer lugar una base de datos nacional de grullas coronadas cuelligrises en Ruanda en la que se incluyan todos los ejemplares criados en cautividad. Se creará un centro de rehabilitación en el Parque Nacional de Akagera, situado en el noreste del país. Dicho centro comenzará a reintroducir a estas grullas en su hábitat salvaje (una vez que Nsengimana convenza a las personas que poseen ejemplares de que los liberen), y facilitará programas de cría en cautividad.

Nsengimana es consciente de la dificultad de llevar a cabo una labor de conservación en un país en el que la
pobreza es generalizada, hay que tener en cuenta la necesidad de sus habitantes de ganarse la  vida. Como parte de su programa de concienciación, Nsengimana llevará a cabo una campaña en los medios de comunicación nacionales para educar a la gente acerca de cómo lograr sustento sin que ello suponga una amenaza para las especies en peligro de extinción. Encontrar formas de preservar el hábitat de las grullas contribuirá, a la larga, a la conservación de la biodiversidad, pues ello servirá para proteger a otras especies que habitan en las marismas.
Nsengimana, tiene una misión a largo plazo: motivar a una generación más joven de conservacionistas ruandeses. «Quiero formar a jóvenes veterinarios para que nos ayuden con este proyecto y para que se hagan cargo de otros proyectos de conservación y, hasta ahora, la respuesta ha sido muy positiva», explica.

Muchos otros países africanos se están esforzando en establecer un equilibrio entre la protección del medio y el desarrollo económico, y Nsengimana espera que este proyecto sirva de ejemplo para los países vecinos.