Los gorilas, especie en peligro crítico, tiene un nuevo enemigo: la petrolera británica Soco. Estos animales sobreviven en espacios protegidos de la República del Congo gracias al trabajo de los encargados del Parque Nacional de Virunga, pero poco pueden hacer ante el gigante internacional que utiliza su potencial económico para crear un clima de caos y violencia que les permita seguir con sus prospecciones para explotar el petroleo del parque nacional más antiguo de África.

gorilla

A finales del 2011, la compañía petrolera Soco conseguía los derechos de explotación de varios lotes petroleros en la parte oriental del Congo, muchos de los cuales se encontraban dentro de las fronteras del Parque Nacional de Virunga. Los responsables del parque denunciaron entonces que la compañía inglesa había recibido un permiso presidencial pese a que la ley prohibía la explotación de recursos naturales dentro del parque. Ante esto, la administración del parque, la población local y ONGs como WWF reunieron fuerzas en un intento de evitar la perforación que destruiría el hábitat de los gorilas.

Fue entonces cuando comenzaron los escándalos. Numerosas denuncias tanto en medios de comunicación como en ONGs señalaban a la petrolera Soco y a sus contratistas como los causantes del clima de violencia que se respira en el país africano. Según numerosos informes publicados en periódicos como The Ecologist, Soco habría armado a los rebeldes y pagado a altos cargos sobornos con el fin de librarse de la resistencia existente en el Congo a sus prospecciones petrolíferas.

Se han encontrado múltiples evidencias que señalan a Soco como culpable, entre ellas el intento de soborno de un oficial de inteligencia congoleño estrechamente aliado con Soco a un trabajador del parque de Virunga para que espiara al principal encargado del parque, Emmanuel de Mérode, quien fue disparado en abril de este año.

Los trabajadores del parque que no ceden ante los chantajes de la petrolera acaban detenidos, apaleados e incluso muertos por militares y agentes de inteligencia pagados por Soco. Han encontrado pruebas de que tanto el gobierno como las fuerzas del seguridad del país están a favor de la entrada de Soco debido a los pagos regulares de la compañía.

Y todo esto antes de que Soco encuentre petróleo en el parque. Debido a la presión internacional de ONGs como WWF, Soco se comprometió el pasado 11 de junio que tras completar las pruebas sísmicas estudiaría si realizar o no cualquier explotación o perforación hasta que el gobierno congoleño y la UNESCO den el visto bueno. Esto deja la puerta abierta a un nuevo acuerdo para trazar los límites del parque de acuerdo a las necesidades de la compañía petrolífera.

Soco niega todas estas acusaciones, pronunciándose en contra de estas actividades de violencia y destrucción medioambiental y se compromete a investigar si existen indicios de mala conducta en sus actividades en el Congo.