La pobreza energética es definida como la incapacidad de un hogar de satisfacer una cantidad mínima de servicios de la energía para sus necesidades básicas. Este tipo de pobreza va ligada a la economía familiar, que debido a los bajos ingresos se ve incapaz de mantener su vivienda en condiciones optimas para la vida, entre las cuales destaca la óptima climatización de la misma, indispensable para la salud en las condiciones invernales actuales.
Conmemorando la última semana del invierno más duro del que se tienen registros, se celebra la semana de la lucha contra la pobreza energética. Esta propuesta nos llega desde la Asociación de Ciencias Ambientales, reconocida por ser la principal informadora y plataforma de lucha contra este tipo de pobreza que ya afecta a más del 10% de los hogares españoles.
Pero esta situación no solo se vive en España, afecta a todos los Estados Miembros de la Unión Europea sufriendola más del 10% de la población total. Aunque las diferencias entre países son abismales: en Bulgaria afecta al 40% mientras que en otros como Dinamarca o Finlandia está por debajo del 3%.
Mientras que los sueldos y el número de afiliados a la seguridad social baja vertiginosamente, la factura de la luz ha subido un 60% en los últimos cinco años y no parece que vaya a cambiar esta tendencia. Mientras la población sufre la crisis, las grandes compañías energéticas registran beneficios millonarios y se lavan las manos frente a este problema. Las compañías energéticas culpan al gobierno de la situación asegurando que el 60% de la factura corresponde a costes políticos y que el problema no es la pobreza energética sino la pobreza en sí que sufre un país con una tasa del 26% de desempleo.
Esta situación perjudica seriamente a la salud de la población que la sufre. Según el último informe del Observatorio de Vulnerabilidad de Cruz Roja el 58% de las personas atendidas por Cruz Roja en 2013 no podía mantener su hogar a una temperatura optima debido a los elevados costes que suponía para una economía familiar precaria. Este dato ha aumentado un 16% desde 2011, haciendo que la fundación ponga todas sus fuerzas en combatir esta situación de todas las formas posibles, aunque sin participación de Gobierno y Energéticas la solución es lejana.
Aunque el gran peso del problema de Pobreza Energética recae en el elevado precio de los servicios energéticos, la precariedad de algunas viviendas también aporta problemas a la hora de combatir esta pobreza. Malas instalaciones eléctricas que consumen más de lo que debieran o un mal aislamiento de la vivienda son algunos de estos problemas. Por ello se cree que con las nuevas exigencias relativas a la certificación energética de las viviendas se podría paliar en cierta medida esta situación.
Pero hasta que la solución llegue es necesario concienciar a la población de una pobreza que hasta hace poco pasaba desapercibida. Por ello la semana del 17 al 23 de febrero la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) propone un debate a nivel Europeo que podéis seguir por twitter con el hashtag #pobrezaenergetica
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