Parece mentira que un instrumento tan valioso en esas extraordinarias montañas, como medio de comunicación entre personas y animales, se quedase casi completamente olvidado.

Este instrumento de viento, realizado con madera de picea, ha seguido exactamente igual que cuando se creó, allá por el siglo XVI, o por los menos, los primeros vestigios pertenecen a esa época. Otros instrumentos de viento acusaron un desarrollo técnico en el curso del tiempo (agujeros adicionales, válvulas), la trompa alpina ha conservado su forma original.

Su uso se acerca a la costumbre del pastoreo. Servía para llamar a las vacas de los pastos al establo, cuando era hora de ordeñar. Un grabado de 1754 muestra como un pastor motiva a las vacas en la subida a los pastos con los sonidos de su trompa alpina para que suban el último trayecto escarpado del camino. En un cuadro detrás de vidrio del Emmental de 1595, se sopla la trompa alpina presumiblemente para calmar a las vacas mientras se ordeñan. La trompa alpina asimismo es un tema tradicional en el arte. Se empleaba a la hora de la oración de la noche sobre todo en los cantones reformados, mientras que en los cantones católicos de habla alemana del interior de Suiza se practicaba más bien la llamada a la oración. Sin embargo, la función principal de la trompa alpina fue la comunicación con los vaqueros de las granjas alpinas vecinas y la gente en el valle.

Cuando, con los años, la fabricación de queso se iba trasladando desde la granja alpina hasta las lecherías en los pueblos, la trompa alpina fue empleada cada vez menos a partir de 1800. Cuando apenas se escuchaba en las fiestas tradicionales, el alcalde de Berna, Niklaus von Mülinen, hizo fabricar en 1820 trompas alpinas y las distribuyó entre músicos talentosos en Grisons. Si bien la trompa alpina había perdido prácticamente su función original en las montañas, comenzó a ser cada vez más popular como instrumento de música entre los oyentes – convirtiéndose así en una atracción turística y en un símbolo de Suiza.

La trompa alpina es aún hoy un tubo largo y cónico, curvado al final como el cuerno de una vaca. Hasta los años 30 del pasado siglo se emplearon para la fabricación de trompas alpinas picea jóvenes, crecidos en forma retorcida en lugares escarpados. Dado que esta madera alpina crece lentamente, los anillos anuales están muy cerca unos de otros. Se cortaron troncos enteros, se ahuecaron y se volvieron a ensamblar.

En Suiza, domina la trompa alpina de fal/sol sostenido, que tiene un largo de 3,5 metros. A pesar de su construcción sencilla o bien precisamente por ésta, la trompa alpina es bastante difícil de tocar. Dicho sea de paso, que los músicos consideran el instrumento de madera como instrumento de metal porque produce sonidos empleando la misma técnica de soplado. En su sonido inconfundible reúne el cuerpo de un instrumento de metal con la suavidad de un instrumento de viento de madera.

Ahora que se ha convertido en un emblema de Suiza, tenemos la oportunidad de disfrutar y sorprendernos con sus sonidos, que en esas alturas deben de escucharse en todo su esplendor. Los valles y las montañas hacen que el sonido se extienda y rebote, continuando su expansión sonora. Espectacular, se mire por donde se mire.

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