Francia se está convirtiendo en uno de los principales destinos para el ecoturismo. La razón por la que escogen este lugar y no otro, es muy sencilla: cada vez existen más alojamientos turísticos responsables. Nuestra vecina ya era líder en viajes en los que el patrimonio cultural era el principal rumbo a seguir. Ahora se une a esta tendencia, la del turismo de naturaleza, que busca sorprender al viajero con su Patrimonio Natural; y sobre todo, poderle alojar en establecimientos turísticos ecoresponsables.

Un claro ejemplo de esta novedosa situación es lo que podemos encontrar en la región francesa de Poitou-Charentes. Un espacio mágico, ideal para recorrerlo en barca. Las marismas del Poitou, es un laberinto de vías de agua con una exuberante vegetación, de aproximadamente 4.000 kilómetros de vías navegables. Mientras, nos espera oculto un magnífico tesoro en la provincia de Deux- Sèvres, la denominan la “Venecia verde”. Un  lugar para perderse y olvidarse del tiempo. Aunque si prefieres ir en un vehículo con ruedas, aquí serás bienvenido. Está todo dispuesto para que recorras libremente senderos con tu bicicleta, que la podrás alquilar en la “Bicilette verte”. Hay pistas totalmente señalizadas, sólo falta que chapurres un foco de francés, aunque no tendrás problemas con los franceses, suelen ser amabilísimos con todos aquellos que los visitan. Ningún problema al respecto. Y no dejes de visitar el Parque Ornitológico de las aves de las Marismas, un espacio natural preservado de 8 hectáreas, lleno de canales cubiertos de lentejas. Realmente, fascinante. Unas 70 especies de aves te esperan. Es una visita obligada para los amantes de los pájaros.

También puedes pasear con tu bicicleta por el Ciclo-Raíl. Está en la provincia de Charente. Las antiguas vías de ferrocarriles se utilizan ahora como senderos, podrás recorrer 17 kilómetros cruzando el río Charente por el viaducto de Laplaud. Visitarás bosques de castaños y podrás observar el vuelo de las águilas, durante dos horas y cuarto. Perfecto para ir en familia. Este es uno de los principales motivos por los que eligen Francia sus turistas, hay multitud de actividades para hacer con niños, a cual más divertida, excitante y educativa.

Otra atractiva opción es recorrer los 6 grandes itinerarios que atraviesan la región, haciendo senderismo. Lo más recomendado son las sendas de Fondoire, que puedes transitar en tres itinerarios pedestres en el corazón de Scévolles. Para ir con niños y para discapacitados, es perfecto el itinerario de la senda de la Fuente. En cambio, la senda de los Estanques, te permitirá descubrir orquídeas y plantas acuáticas, en un terreno mucho más húmedo. Finalmente, la senda más larga de 22 kilómetros de trayecto, la senda de Scévolles; será para los más aventureros y experimentados, que explorarán el país Montois.

Las Reservas Naturales imprescindibles son:

Lilleau des Niges, situada en la zona atlántica, es un paraíso para las aves migratorias acuáticas. Las marismas de la reserva han obtenido la denominación Ramsar. Allí no te olvides de llevarte los prismáticos para poder divisar todas las especies de aves que vienen y van.

Marismas de Yves, está en la provincia de Charente-Maritime. Es famosa por su variedad de paisajes. Lagunas costeras, marismas y dunas son el foco de atención de los visitantes, así como su flora y fauna. ¡Para no perdérselo!.

Moëze-Oléron, frente a la isla de Oléron y al sur de la desembocadura del río Charente, se encuentra esta Reserva Natural. La mejor época para ir: de febrero a mayo. Es cuando se da la migración prenupcial, y decenas de miles de aves migratorias se detienen en este hermoso lugar. Aunque en el verano, hay otras sorpresas: las aves típicas de las marismas de Brouage, como el pechiazul, los aguiluchos o la zancuda blanca.

Si te desplazas con la familia, no debe faltar en tu ruta el Parc de la Belle, a orillas del río con el mismo nombre. Aquí los más pequeños disfrutarán con su granja de animales domésticos y su enorme laberinto. Podrás pasar la noche allí, subido a los árboles. El estilo de “Tarzán y Jane” vuelve a la carga, por eso es muy recomendable dormir en las insólitas cabañas que se han colgado entre 4 y 12 metros de altura, con terraza incluida. Todas ellas se han construido sin clavos, respetando al máximo el medio ambiente. Y si esto te parece poca aventura, os podréis acercar a el Valle de los Monos, donde estarás en contacto con 30 especies de primates y más de 350 animales en total libertad.

La región de Poitou-Charentes se caracteriza por la gran variedad de alojamientos, empresas, restaurantes y transportes públicos ecoresponsables. Existen 26 establecimientos distinguidos con el sello Ecolabel, certificados por Afnor. Así, podemos optar por categorías de 2 hasta cuatro estrellas; desde campings, casas rurales a hoteles con encanto. Toda una variedad, con altísimas prestaciones.

También la gastronomía francesa se a unido a la corriente bio, y ya podemos degustar magníficos platos con con quesos ecológicos de cabra como el Chabichou del Poitou; o tomar ostras biológicas de la Isla de Ré, todo ello regado con los sorprendentes vinos eco de Le Domainedes Terres Blanches (Oiron) o del Domainde du Breuil. También es lícito hacer turismo enológico, a muchos de sus mejores caldos les han otorgado renombrados premios.

Si no conoces está región te invito a que la recorras paso a paso, saboreando el camino como si se tratase de un exquisito Quiche Lorraine. Un espacio natural en el que podrás volver a soñar: la vie est un rêve.

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