Ayer estuve viendo el programa televisivo de El Intermedio presentado por el magnífico y desternillante Gran Wyoming, un espacio que levanta el ánimo a cualquiera aunque cuente la cruda realidad que vivimos. El humor nunca sobra. Bueno, a lo que iba, el gran showman de La Sexta sacó el tema de la celebración de la fiesta popular en Tordesillas del Toro de la Vega. Yo, ilusa, nunca había visto las imágenes de tan extraño y horripilante acto, había oído hablar de ello; pero, nunca su visión. Tan espeluznantes me parecieron que no pude llegar a visualizarlas enteras. ¿Cómo es posible que le llamen a esto fiesta popular o celebración?, parece más un asesinato con premeditación y alevosía en el que son cómplices todos los pueblerinos tordellisanos y el propio alcalde que promulga el hecho y veta a los periodistas. Una tortura medieval en pleno siglo XXI, y no estamos en un país subdesarrollado, ni en una sociedad feudal con siervos esclavos de su señor, o eso es lo que yo creía hasta el momento. El caso es que me dejo sin palabras, acto seguido tuve que beberme un vaso entero de agua para digerir tales imágenes.
Después, diferentes corresponsales en España de reconocidos periódicos extranjeros dieron su visión del injustificado episodio que se repite todos los años sin que nadie pueda hacer nada para parar los pies y, sobre todo las manos, a todos estos cafres que se reúnen para hacer salvajadas a un indefenso animal.
Sus opiniones no fueron muy diferente de la mía, ni de la de cualquier ser humano que distinga entre el bien y el mal, y tenga cierta perspectiva de la historia, y de los cruentos momentos vividos con situaciones parecidas a ésta. Está claro, que una parte de los españoles sigue anclado en tiempos pasados, en dónde el “ojo por ojo”, y el “a cada cerdo le llega su San Martín”, en este caso, a cada toro, sigue siendo “ el pan de cada día”.
Martin Dahms del Berliner Zeitung se sorprendía “porque no es un ambiente festivo, parece que están todos cabreados. Es una carnicería”. Y tiene toda la razón, ¿alguien se divierte viendo esto o participando en esta actividad, por llamarlo de alguna manera?. El corresponsal de Liberation, François Musseau, explica que es una tortura colectiva en la que se deleitan con el daño y esperan el trofeo del toro.
“Ésta es una imagen de España que no es representativa del país” dijo Tom Burridge de la BBC. Desde luego, como aparezcan estas imágenes en cualquier televisión fuera de nuestras fronteras, van a pensar que España sigue siendo un país de pandereta, sumido en tradiciones feroces y despiadadas. Yo, por la parte que me toca, procuraré no enseñárselas a nadie, no sea que las malas lenguas hagan correr esta vergüenza, para mí, ajena.
Aquí os muestro el vídeo del programa, para que sintáis lo mismo que yo he sentido al verlo:
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