pescado mercurio

Todos sabemos los beneficios del pescado para nuestra salud, el pescado es rico en ricos en ácidos omega-3, proteínas y vitaminas. Pero debido a la contaminación de nuestros mares, los estamos convirtiendo en un vertedero y solamente por culpa de la actividad humana e irresponsable, los niveles de metales pesados, como el mercurio y el plomo, acumulados en los tejidos de los organismos marinos son alarmantes.

Ya la EPA (La Agencia medioambiental de EEUU) en el 2004 advirtió en un informe reducir el consumo de pescado en poblaciones sensibles como son las mujeres embarazadas y los niños debido a la presencia de mercurio.

En España Ecologistas en Acción venía solicitando  desde hace años unas recomendaciones sobre el consumo de pescado, ahora por fin, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria ha publicado nuevas recomendaciones de consumo de pescado para poblaciones sensibles.

Se recomienda a las mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo, mujeres en periodo de lactancia y a niños de corta edad (entre 1 y 30 meses) evitar consumir especies más contaminadas con mercurio cuyo consumo como son: El Pez espada, Tiburón, Atún rojo (Thunnus thynnus: especie grande, normalmente consumida en fresco o congelada y fileteada) y Lucio.

Para los grupos de riesgo:

  • Mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo o en período de lactancia. Evitar el consumo
  • Niños menores de 3 años. Evitar el consumo
  • Niños de 3-12 años. Limitar a 50 gr/semana o 100gr/ 2 semanas (No consumir ningún otro de los pescados de esta categoría en la misma semana).

El peligro del mercurio en la salud.

 

niño-pescado El mercurio es una potente neurotoxina que puede ocasionar pérdidas sensoriales, temblores, déficit de coordinación muscular, problemas en el habla, capacidad auditiva y problemas visuales. El mercurio metilado se enlaza con átomos de carbono e hidrógeno. El no metilado, en cambio, se une a un átomo de carbono y a otro de azufre, y se cree que de este modo es menos probable que sea metabolizado por nuestro organismo. La toxicidad del mercurio depende, por tanto, de su forma química, y los síntomas y signos varían según se trate de exposición al mercurio elemental, a los compuestos inorgánicos del mercurio o a los orgánicos (en particular los compuestos de alquil mercurio, como sales de metil mercurio y etil mercurio, y el dimetil mercurio).

El metil-mercurio es un neurotóxico que traspasa con facilidad la barrera placentaria y la barrera hermatoencefálica; de ahí lo preocupante de la exposición durante el embarazo. Un ejemplo de liberación directa de compuestos orgánicos de mercurio es el caso de envenenamiento por metil mercurio en la bahía Minamata (Japón) en los años 50, cuando se vertieron en el mar subproductos orgánicos de mercurio como resultado de la producción industrial de acetilaldehído. También se conocen casos de envenenamiento en Irak, debido a que las semillas de trigo utilizadas para preparar pan habían sido tratadas con un recubrimiento fitosanitario a base de compuestos inorgánicos de mercurio. Hay, además, investigaciones recientes que demuestran que en los vertederos de desechos urbanos y las plantas de tratamiento de aguas residuales.

Contaminación de mercurio en el pescado.

 

El metil-mercurio no se acumula por igual en todos los animales sino que depende de su comportamiento alimentario El mercurio como tal, en su forma no orgánica, es poco tóxico, mientras que su forma metilada posee una elevada toxicidad. Cuanto más tiempo pasa libre en el medio ambiente, más peligroso y más posibilidad de que se encuentre en el agua, en el pescado o en otros animales o plantas del ecosistema contaminado. De ahí se irá concentrando conforme se avanza en la cadena trófica, es decir, cuantos más animales se han saltado en la cadena alimentaria, mayor será concentración y, por tanto, mayor su toxicidad. Todo ello explicaría porqué el metil-mercurio no se acumula por igual en todos los animales sino que depende del comportamiento alimentario de éstos. De ahí que los niveles varíen de unas especies a otras.

El metil-mercurio se encuentra mayoritariamente en pescados y mariscos, donde puede llegar a representar más del 90% del mercurio total. Derivado de la contaminación medioambiental; especialmente de las emisiones de las centrales térmicas de carbón, o de las plantas de cloro sosa; los peces lo acumulan en su organismo a lo largo de su vida, incrementando la concentración a lo largo de la cadena trófica, por lo que los niveles más altos se encuentran en las especies de gran tamaño como los grandes depredadores.

El 64% de los bebés nace con más mercurio en sangre del deseable

Los investigadores, de 12 centros distintos de España -incluido en Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Sanidad- concluyen que lo ideal sería reducir la contaminación por mercurio, como pidió el Programa de Naciones Unidas del Medio Ambiente en 2009.

Para evitar el incremento del mercurio en nuestros mares Oceana pide la eliminación urgente del uso de mercurio en las plantas de cloro-álcali para reducir así la contaminación del pescado.

 

Fuente:

water.epa.gov

www.ecologistasenaccion.org

www.consumer.es

www.izquierdaxunida.com