El próximo sábado se conmemora el Día Internacional de las Aves Migratorias 2023, y los cambios en los patrones migratorios de las aves nos están dejando con la boca abierta. Ya lo habíamos visto con las cigüeñas blancas y su tradicional dicho «Por San Blas, la cigüeña verás, y, si no la vieres, año de nieves», que lleva ya décadas, en la mayor parte de los casos, sin cumplirse. Solo los ejemplares más jóvenes hasta los cinco años lo realizan de forma más o menos regular.

Aves migratorias que ya no migran

Las causas son variadas, como el encontrar fuentes de alimento constantes, como los vertederos, y un clima más benigno, que ayudan a que estas aves no tengan que cruzar el estrecho de Gibraltar para ir a África. Invernando en España se deben de encontrar muy a gusto, porque cada vez son menos las que alzan el vuelo para irse al continente africano.

Lo mismo ocurre con otras especies, pero al no verlas tan cerca, no tenemos noción de su migración. El milano negro, una de las aves más especiales que sobrevuela nuestros cielos, también ha decidido que le gusta mucho el clima español, y no realiza desde hace un tiempo la migración a África.

Aunque dentro de la familia «milana» hay que constatar, que el milano real europeo, prefiere las temperaturas más frías del norte europeo y ya no suele acercarse a nuestro país. El sedentarismo también está cambiando las rutas migratorias.

Este año con la gran sequía que asola España, las aves se lo pensarán dos veces. Los humedales españoles lugares de descanso y de nidificación de muchas de ellas se encuentran en los mínimos, por lo que es posible que veamos menos ejemplares, o variación de patrones. Las aves acuáticas actúan como bioindicadores.

También sucede algo similar con las aves de la alta montaña, que al desaparecer su hábitat natural por la tendencia al matorral en varias zonas, su número en nuestro país ha disminuido. Pero a esto se le podría sumar la utilización de pesticidas en numerosos lugares y el influjo de los campos magnéticos por los que se guían.

Imagen de Albert Hovorka

Pareja de abejarucos. Llegan a España en primavera hasta el mes de septiembre. Imagen de Albert Hovorka.

La «brújula» del campo magnético de la Tierra

Según un estudio realizado por los ecologistas de la Universidad de California en los Estados Unidos, las perturbaciones en el campo magnético de la Tierra pueden desviar a las aves, un fenómeno que los científicos llaman «vagabundeo», incluso en condiciones climáticas perfectas.

Algo parecido les ocurre a los cetáceos. Los varamientos de ballenas o delfines en las playas, parecen ser debidos al mismo motivo al perder la navegación o la ruta del campo magnético de la Tierra.

Pero la capacidad de las aves para navegar usando campos geomagnéticos puede verse afectada cuando se alteran esos campos magnéticos. Tales perturbaciones pueden provenir del campo magnético del sol, por ejemplo, particularmente durante los períodos de mayor actividad solar, como las manchas solares y las erupciones solares, pero también de otras fuentes.

«Si el campo geomagnético experimenta una perturbación, es como usar un mapa distorsionado que desvía a las aves de su curso», apunta el investigador principal del estudio.

El charrán ártico es el ave que realiza la migración anual más larga en cuanto a distancia desde el ártico a la Antártida. Suele sobrepasar los 70.000 km. Es posible ver las rutas migratorias de este ave en el atlas migratorio online.

Ahora, vamos a definir cuáles son los problemas concretos a los que se enfrentan las aves migratorias.

Las aves migratorias, majestuosas y enigmáticas, recorren largas distancias cada año en busca de climas más favorables, recursos alimentarios y sitios de reproducción adecuados. Sin embargo, estas increíbles travesías no están exentas de desafíos y amenazas.

Imagen de Jean van der Meulen

Los alcatraces pasan por la zona norte de nuestro país hacia el norte de Europa. Imagen de Jean van der Meulen.

Cuáles son los problemas a los que se enfrentan las aves migratorias en su viaje épico

Pérdida de hábitat

La destrucción y fragmentación del hábitat natural son una de las principales amenazas para las aves migratorias. La expansión de la agricultura, la urbanización descontrolada y la deforestación han reducido significativamente los espacios disponibles para que estas aves descansen, se alimenten y se reproduzcan a lo largo de sus rutas migratorias. La pérdida de hábitat limita sus opciones de supervivencia y puede llevar a la disminución de las poblaciones migratorias.

Cambio patrones climáticos

 Las alteraciones en los patrones climáticos, como cambios en las temperaturas y los regímenes de precipitación, pueden afectar la disponibilidad de recursos clave en los lugares de origen y destino de las aves migratorias. Esto puede llevar a una desincronización entre la llegada de las aves y la disponibilidad de alimentos, lo que puede tener consecuencias negativas para su supervivencia y reproducción.

Contaminación

La contaminación ambiental, en particular la contaminación del aire, el agua y el suelo, también plantea desafíos para las aves migratorias. Las sustancias tóxicas, como los pesticidas agrícolas y los contaminantes industriales, pueden acumularse en los cuerpos de las aves y afectar su salud y capacidad reproductiva. Además, la contaminación lumínica de las áreas urbanas puede desorientar a las aves migratorias durante sus vuelos nocturnos, llevándolas fuera de ruta y aumentando el riesgo de colisiones con edificios y estructuras.

Caza y captura ilegal

Lamentablemente, muchas aves migratorias son objeto de caza y captura ilegal a lo largo de sus rutas migratorias. Algunas especies son valoradas por sus plumas, carne o como mascotas exóticas, lo que ha llevado a una explotación insostenible de sus poblaciones. La caza y captura ilegal representan una amenaza directa para la supervivencia de estas aves, y es necesario implementar medidas de conservación más estrictas y fortalecer la legislación para combatir estas prácticas.

Barreras artificiales

La construcción de barreras artificiales, como edificios, torres de comunicación y de energía eólica, o tendidos eléctricos, interrumpen las rutas migratorias de las aves y aumenta el riesgo de colisiones fatales. Estas barreras pueden ser especialmente problemáticas durante la migración nocturna, cuando las aves utilizan señales visuales y sonoras para navegar. Las luces brillantes de las ciudades y los faros también pueden atraer y desorientar a las aves migratorias, llevándolas hacia áreas peligrosas o agotando su energía en vuelos circulares.

Enfermedades y plagas

Las aves migratorias también se enfrentan a la propagación de enfermedades y plagas a lo largo de sus rutas migratorias. La migración masiva de aves puede facilitar la transmisión de patógenos entre individuos y especies, lo que puede tener un impacto devastador en las poblaciones. Además, las aves migratorias pueden ser portadoras de parásitos y vectores de enfermedades que pueden afectar a otras especies.

Interferencia humana

La interferencia directa de las actividades humanas también representa un desafío para las aves migratorias. La perturbación de sus sitios de alimentación y descanso, ya sea por actividades recreativas o de desarrollo, puede interrumpir sus ciclos vitales y disminuir sus posibilidades de supervivencia. Es esencial fomentar la conciencia y la educación sobre la importancia de respetar y proteger los hábitats de las aves migratorias.

Es fundamental tomar medidas a nivel global para conservar y proteger estos increíbles viajeros alados. La preservación de hábitats clave, la reducción de la contaminación, la implementación de leyes y regulaciones más estrictas, así como la promoción de la conciencia pública, son pasos cruciales para asegurar un futuro sostenible para las aves migratorias y su valioso papel en los ecosistemas del mundo.