Luchar contra los microplásticos se ha convertido en una acción prioritaria, ya que según los investigadores la contaminación terrestre por microplásticos es entre 4 y 23 veces mayor que la océanica, aunque depende del lugar en donde se evalúe y se tomen muestras.

Un estudio llevado a cabo por científicos alemanes, ha confirmado que un tercio de todos los residuos plásticos acaba en suelos o en agua dulce. Una gran parte de estos plásticos se termina desintegrando en partículas de menos de cinco milímetros, conocidas como microplásticos, y estas a su vez se descomponen aun más hasta llegar a ser nanopartículas (menos de 0.1 micrómetros de tamaño). Pero el problema principal reside en que muchas de estas nanopartículas ya se encuentran en los alimentos.

Botellas

Los plásticos que usamos a diario, terminan de nuevo en el medio ambiente.

También está afectando a la fauna que habita en nuestros suelos: de hecho, ha provocado la disminución de especies que viven debajo de la superficie, como ácaros, larvas y otras criaturas diminutas que mantienen la fertilidad de la tierra, según se ha descubierto en otra investigación de la Universidad Chongquing de China.

Los microplásticos acaban modificando el funcionamiento microbiano del suelo, con posibles consecuencias adicionales en el carbono del suelo y el ciclo de nutrientes.

Cómo detectar microplásticos

Actualmente, en Europa, no hay una normativa específica que los regule como contaminantes, y algunas de las principales razones son la falta de una metodología estandarizada y el elevado coste y los requerimientos técnicos necesarios para realizar las analíticas que hacen falta para detectarlos.

Es en este contexto que Begona Marcos, investigadora del programa de Tecnología y calidad alimentarias del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), ha concebido el proyecto MP WATCHING, que tiene el objetivo de desarrollar una metodología basada en la fotónica para detectar e identificar los microplásticos de forma económica y rápida, y que estará al alcance de la administración, las empresas y laboratorios.

La metodología se testará en agua y sedimentos del delta del Ebro, y permitirá medir la magnitud del problema para, así, buscar estrategias para mitigarlo en origen.

Para llevar a cabo el proyecto, hoy se ha lanzado la campaña de micromecenazgo titulada: «Microplásticos: ¡ayúdanos a identificarlos!».

Bases del proyecto MP WATCHING

El proyecto se desarrollará en dieciocho meses, e incluirá tres fases:

Primero, se evaluará el potencial de la fotónica para detectar e identificar los microplásticos en el medio.

Segundo, se desarrollará una metodología basada en la fotónica para detectar los microplásticos en muestras de agua y sedimentos.

Finalmente, se estudiarán las tipologías de microplásticos detectados en muestras de agua y sedimentos recogidos en diversas zonas húmedas del delta del Ebro, y será esta última fase la que permitirá validar la metodología desarrollada.

Agua

La mayor parte de nuestros ríos están contaminados por sustancias químicas. Ahora, tenemos la ocasión de averiguar la cantidad de microplásticos que pueden contener.

El resultado que se espera es una metodología que ponga «al alcance de los investigadores herramientas para detectar los microplásticos de manera rápida y con bajo coste», explica Marcos. Esto «aportará información clave para estudiar los efectos de la contaminación por microplásticos sobre la biodiversidad y la salud, unos efectos que ahora mismo no se conocen suficientemente», apunta la investigadora.

Microcontaminantes de origen diverso

El origen de estos contaminantes es diverso: hay de primarios ―los que se han añadido intencionadamente en productos de limpieza, cosmética, higiene personal―, que se liberan al medio ambiente después de su uso; y de secundarios, que provienen de la degradación de materiales plásticos ―como, por ejemplo, neumáticos, envases, o ropa sintética― y que han sido abocados al medio ambiente de forma no controlada.

Además de esto, un riesgo asociado a la presencia de microplásticos en el medio es, que pueden actuar como portadores de contaminantes químicos y microbiológicos.

El proyecto MP WATCHING es fruto de las 12a edición del Generación de Ideas organizado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y el Parc de Recerca UAB para fomentar el emprendimiento entre el personal investigador, que se dedicó a los microplásticos.

La idea, entonces centrada en los alimentos, fue concebida por Begonya Marcos juntamente con el investigador del Instituto Catalán de Nanociencias y Nanotecnología (ICN2), Òscar Moriones.