China pretende utilizar la geoingeniería para modificar el clima y crear nubes entorno al 60% del territorio, provocando lluvia, granizo o nieve artificial que llegaría a abarcar 5, 5 millones de kilómetros cuadrados.

Disputa entre vecinos

Esto no es nada nuevo, China ya lleva bastantes años llevando a cabo un programa que comprende el uso de este tipo de tecnología artificial para manipular los sistemas naturales de su nación. El problema está en que todavía no se ha investigado lo suficiente como para saber si además de ser efectivo en determinados momentos graves por las circunstancias climáticas, tiene repercusiones negativas que puedan afectar tanto a la salud de las personas como al medio ambiente, y a la dinámica de cada uno de los hábitats en los que influya.

La cuestión reside en que China generando estas nubes que llegarían a ocupar casi el doble de su territorio colindante, India, no va a tener en cuenta la opinión de sus vecinos, con lo que la disputa está generada.

¿A India le podría afectar? Por supuesto que sí. Están temiendo que uno de los fenómenos más esperados y con el que se genera una gran riqueza agrícola, como es el monzón de verano indio, pueda verse trastocado, por lo que repercutiría de forma muy negativa en la economía.

A ello se le junta las divergencias políticas en muchas materias entre esos dos países, pero por el momento China no dará su brazo a torcer, aunque no se sabe si por la vía diplomática se va a conseguir algo, porque el programa de geoingeniería chino presenta objetivos específicos que se irán logrando con el avance del tiempo, entre el 2025 y el 2035. Dentro de los cuáles también figuraría el control de la radiación solar mediante distintos tipos de pantallas.

¿Cómo se crean y controlan esas nubes?

La formación de nubes artificiales se realiza con dispositivos aéreos que rocían y expanden por una superficie delimitada sustancias como el yoduro de plata, dióxido de azufre u óxido de aluminio.

Este es  uno de los problemas que se avecinan, además de las inundaciones, granizos o nieve que podrían descargar en cantidades descomunales si no se tiene un férreo control. Algo en lo que ya tienen una experiencia que poder contar, como cuando inundaron las plantaciones en el territorio tibetano.

¿Geoingeniería segura?

Todavía está por confirmarse mediante algunos estudios científicos independientes, si estos productos no causarían enfermedades a determinados sujetos por inhalarse en grandes cantidades, o porque caigan en campos agrícolas y terminen estando presentes en los alimentos o en el agua, además de en los propios ecosistemas naturales.

El gigante asiático ya lo ha usado en numerosos momentos en los que se tenía que frenar la contaminación por la visita de mandatarios  internacionales.

La estrategia de China pasaría por enviar multitud de drones para realizar este trabajo específico, como ya se ha realizado en otras ocasiones. Pero China no esta sola en este tipo de experimentación mundial, se ha venido ejecutando en países como España, Estados Unidos, Australia, India, o en países del África subsahariana.

Estamos a tiempo de cambiar la situación

Algo está muy claro, y es lo que nos tenemos que preguntar: ¿de las secuelas que puedan resultar nefastas de estos acontecimientos climáticos alguien se va a hacer responsable? ¿los gobiernos que implanten este tipo de sistema para controlar el clima realizaran estudios y pruebas transparentes?

Si todavía se sabe muy poco del clima y de sus variaciones, dicho por los propios científicos que estudian el tema, ¿cómo vamos a procurar controlarlo todo cuando nosotros estamos provocando nuestras propias tormentas, sin saber realmente su formación y repercusión posterior? Aquí hay algo que no se sostiene en pie.

Ahora no vamos entrar si el cambio climático se puede solucionar de otra forma menos agresiva, y mucho más natural y sostenible, como dejar de producir a ritmos desmesurados, porque llevaría un largo tiempo. Pero para ello se tendría que cambiar la mentalidad consumista que se ha incrustado en la sociedad mediante técnicas de marketing e ingeniería lingüística, de las que todos hemos ido sujetos participantes.