El glifosato se encuentra cada vez más a debate. El conocido herbicida utilizado para eliminar hierbas de los cultivos, fue declarado por la Organización Mundial de la Salud como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”.
Por su parte, la Agencia de Investigación sobre el Cáncer (IACR) demostró en un estudio que estar en contacto con este pesticida puede generar diversas células cancerosas como el Linfoma No-Hodgkin y dañar el ADN.

Fotografia: greenpeace.org
Para acabar con los temores de este peligroso herbicida, Greenpeace solicita a España que se oponga a autorizar el glifosato no sólo dentro del país, sino en toda la Unión Europea, pese a la oposición de la multinacional estadounidense Monsanto, que fue quien lo patentó. La prohibición de la venta de dicho componente químico ayudaría también a evitar el suministro de semillas transgénicas tolerantes al glifosato; con la restricción de este herbicida, se estaría más cerca de inhabilitar los cultivos transgénicos transigentes al glifosato. Éste se posiciona como el producto estrella de Monsanto.
Aunque su mayor uso se concentra en la agricultura, este componente químico se emplea para pulverizar las calles y eliminar así malezas que crecen en los entornos urbanos. El glifosato se encuentra en bastantes lugares de nuestra vida cotidiana aumentando cada vez más las repercusiones hacia nuestra salud.
Nos preguntaremos entonces, ¿si tan perjudicial resulta para los seres vivos, por qué se sigue utilizando? La respuesta es clara; se sigue anteponiendo el beneficio económico al beneficio colectivo. Desde 1974, España no ha parado de utilizar este componente para fumigar las malas hierbas en muchos espacios. Y, con el uso de cosechas transgénicas fuertes al glifosato, se ha ido extendiendo aún más.
A pesar de la amenaza que produce por su alta toxicidad, eliminar el uso del glifosato se presenta a debate entre los países europeos el próximo mes. Uno de los herbicidas más vendidos en el mundo debe ser altamente cuestionado por las consecuencias que a largo plazo provoca en la salud. Esta problemática debería haberse eliminado si las multinacionales dejaran de ocupar puestos más importantes que las personas y la salud se antepusiera al capital. Contamos además, con que su eliminación supondría también acabar con las semillas transgénicas a este herbicida, puesto que se descartaría el glifosato y los cultivos transgénicos a éste.

Fotografía: ruralc.com
Para acabar contra esto, Greenpeace entregó al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España más de 90.000 firmas en las que se reclama al Gobierno que se oponga a la proposición europea de renovar la autorización del glifosato por otros 15 años.
En España ya existen alrededor de 50 zonas donde se ha prohibido el glifosato en espacios públicos. Ciudades como Barcelona, Badalona, Zaragoza, Tarragona o Alcobendas ya no hacen uso de este herbicida. Recientemente se han sumado Extremadura y Sevilla que, desde marzo y abril de este año han aprobado también la restricción del glifosato en espacios públicos.
Existen numerosas alternativas naturales para sustituir a los herbicidas. Hacer uso de medios no contaminantes que eviten dañar la salud y el medio se hace imprescindible. Para controlar la vegetación en nuestros cultivos es necesario manejar adecuadamente el suelo, ir rotando los sitios donde se cultiva y utilizar desbrozadoras.
Si estáis de acuerdo con la prohibición del glifosato podéis firmar en esta plataforma para exigir su retirada de nuestros campos, parques y alimentos:
https://secured.greenpeace.org/espana/es/Que-puedes-hacer-tu/Ser-ciberactivista/glifosato/
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