Björk es una de las artistas más originales del momento, y también una fuerte activista que lucha por defender la riqueza natural de su país, Islandia. Para la artista, incluso los capitalistas más feroces entienden que el futuro de la humanidad reside en la naturaleza. Aunque su madre, Hildur Runa Hauksdóttir, se muestra más pesimista, abrumada por la cantidad de turistas que visitan al año su país y los daños que puede suponer esto para el mundo natural. Pese a ello, gracias al turismo Islandia se ha recuperado rápidamente de la crisis económica de 2008, por lo que es necesario llegar a un modelo de desarrollo que proteja la naturaleza del país mientras permite a su economía crecer.

Pese a esto, el turismo no es la mayor amenaza a la riqueza natural de Islandia. Activistas denuncian al gobierno por pactar con grandes industrias del aluminio dándolas beneficios fiscales.

Estas industrias están interesadas en las tierras de Islandia por su energía geotérmica, que abarata enormemente los costes de su actividad y limita el uso de combustibles fósiles. Pero aunque pueda parecer un gran avance en la lucha contra las emisiones de gases de efecto invernadero, tras esta iniciativa se esconde un impacto aun mayor para estas tierras. El uso de esta energía limpia para la industria del aluminio requiere la desviación de los principales lagos de origen glaciar, habiéndose demostrado que los efectos y la explotación de los campos geotérmicos causarán un daño irreversible en la naturaleza casi virgen de Islandia.

Viendo peligrar la riqueza natural de su tierra, Björk ha comenzado una batalla para impedir que las industrias del aluminio se asienten en uno de los últimos páramos prístinos de Europa construyendo 17 presas que destruirían el gran valor natural de la zona.

Para la cantante, la lucha no solo debe quedarse en Islandia pues la riqueza de estas tierras beneficia a toda Europa y si se permite a la industria del aluminio producir ahí, solo se beneficiarían un puñado de corporaciones mientras todo el mundo perdería.

Los impulsores de la iniciativa pro-aluminio tachan este movimiento de elitista al no preocuparse por la situación social y económica de las tierras altas de Islandia, donde la industria pesquera se ha derrumbado. Pero los opositores contestan que hay otra vía, que se puede reflotar la economía usando nuevas tecnologías, comenzando una revolución verde.

Para luchar contra lo que Björk declara como destrucción de las tierras altas de Islandia, la cantante ha recaudado dinero gracias a un concierto suyo, que será invertido para crear un parque natural en el centro de la isla. Además, en su nuevo trabajo, Biophilia, la artista islandesa busca explorar los lazos que unen al ser humano con la naturaleza, de una forma educativa para hacer consciente al hombre de la importancia de proteger su tierra.