El retorno de las antiguas tradiciones, ya sea por moda (vintage) o por un cambio de intereses en la sociedad actual, está arrasando en todos los planos: desde el gastronómico, el decorativo, el arquitectónico o el de la moda. En este último, una de sus últimas incursiones aparece en la vuelta al crochet, una técnica artesanal que se ha venido realizando desde la antigüedad para decorar las casas o para adornar la vestimenta.

Ahora la versión más veraniega se lanza a conquistar las playas con bañadores y bikinis realizados en ganchillo. Una buena manera de lucir las creaciones propias, originales y únicas.

Esta labor placentera y descansada, tiene tal multitud de seguidores, que se están impartiendo talleres y cursos por doquier en la mayoría de las provincias españolas; retomando los saberes de antaño, pero dándoles un twist renovado. Un nuevo hobby al que apuntarse.

Tiene todo ello mucho ver con el movimiento slow life o el slow food. Una nueva manera de enfrentarse al poderoso capitalismo, con armas un tanto «sui géneris»: las agujas de ganchillo. Frente al consumismo y la invasión de productos “Made in China”, que nos desbordan por todas partes, existe la otra opción más ecológica, natural y saludable para todos, el hacer nosotros mismos nuestras indumentarias.

El medio ambiente agradece este gesto, y otros más, que vayan encaminados a no contaminar más con el uso de materiales provenientes del petróleo.

Los bañadores o bikinis de crochet son transpirables, porque son 100% algodón, aunque existen versiones un tanto trastocadas de los auténticos en las tiendas, en tejidos parecidos al ganchillo, pero que están fabricados en poliéster. “No hay color”, que se diría, ni punto de comparación. Lo más destacado de los originales es que cada uno lo crea a su gusto y está hecho a medida. Los colores más favorecedores, la forma y el diseño que sienta mejor, los adornos que le dan el toque final… todo es susceptible de ser modificado para ¡CREAR EL BAÑADOR PERFECTO!.

Quedan preciosos decorados con conchas de playa o con abalorios de madera colocados en las cintas para anudar. También es posible crear diferentes tipos de diseño según la zona o mezclar distintas tonalidades para crear un efecto más llamativo. Lleva más tiempo realizarlo que cualquiera que puedas adquirir, pero merece la pena. ¡Una obra de arte artesanal, que no tiene precio!