Algo que siempre me ha llamado mucho la atención es que teniendo al lado un país maravilloso y hospitalario como pocos, a Portugal la mayoría de los españoles no lo conoce, o de manera excepcional, lo ha visitado alguna vez.
En mi caso fue un amor a mi primera vista, desde pequeña he podido disfrutar de su rica gastronomía, de sus amables gentes, de sus conmovedores paisajes y de su rico patrimonio artístico. Una huella imborrable que creo que me ha marcado como persona. Cualquier lugar en el que estás un tiempo y en el que te has molestado en conocer en profundidad, sumergiéndote en su cultura y bebiendo de ella, deja su marca.
En el caso de Cascais y Estoril (cerca de Lisboa), es fácilmente explicable. Lo tienen absolutamente todo para ser dos destinos de naturaleza increíbles para ir en cualquier época del año, tanto para ir en pareja, en grupo o con familia: playas inabarcables, acantilados espectaculares, buen clima, bosques centenarios, montañas de una belleza inexplicable. Todo ello con unos servicios turísticos excelentes.
Hay que reseñar con intensidad el Parque Natural Sintra-Cascais una obra de arte de la naturaleza, que deja perplejos a todos aquellos que caminan por sus tierras. Diferentes paisajes acogen una diversidad de especies, tanto de flora como de fauna. Es posible divisar zorros, tejones, raposas, comadrejas, cobras ratoneras, conejos salvajes o multitud de aves.
Dentro podemos encontrar la Sierra de Sintra clasificada por la UNESCO como Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad, un título más que merecido, dada su riqueza endémica en flora primitiva y su variadísima geomorfología.
Te esperan lagos o dunas dentro de un terreno de origen basáltico, granítico y calcáreo. Sobresaliendo el Monte da Lua, dedicado a la Luna, como su nombre indica, y centro de diversas celebraciones al culto lunar desde la antigüedad.
Alcornoques, castaños, madroños, abetos, robles, tuyas, encinas, pinos mansos, y hasta secuoyas, pueden sorprender al caminante que da sus primeros pasos por los caminos boscosos.
En el litoral no hay que perderse la famosa Costa de los Tritones, un lugar cargado de energía que renueva el espíritu nada más aproximarse. Sensacionales acantilados y playas de arena fina y dorada invitan al descanso, aunque los amantes de los deportes naúticos también tienen su hueco.
El Cabo da Roca es el sitio preferido de los amantes de las emociones fuertes, ver el mar bravío chocar contra los poderosos acantilados no deja indiferente a nadie. Es el punto más occidental del continente europeo. Merece la pena acercarse por las innumerables playas de que dispone esta zona. Recomiendo con vehemencia la Praia de Carcavelos, la Praia de Parede, para tratar dolencias por su alto contenido en yodo, la Praia da Conceição, la Praia do Tamariz, la Praia do Guincho o la Praia de São Pedro.
Aunque, ¿por qué no hacer una escapada al fondo marino? Exuberante de especies, el buceo es una actividad creciente, ya que es un recurso económico que genera una economía próspera, y cada vez son más, los atraídos por la naturaleza sumergida. Pulpos, doradas, carabelas portuguesas, tortugas, sardinas, caballas, atunes, delfines o congrios, son algunas de las especies marinas que es posible distinguir entre una diversidad coralina considerable.
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