La naturaleza se abre ante nosotros de forma inexorable, muchas veces prosperando en los sitios más insospechados, como el caso que os muestro a continuación. Se trata del Ayrfield, un barco abandonado y oxidado de la Segunda Guerra Mundial, en el cual se ha formado un verdadero ecosistema.

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Fotografía realizada por: Steve Dorman

Un magnífico bosque donde se alojan pequeños vertebrados y que en época de puesta anidan las aves. Este viejo buque se le conoce con el nombre de El bosque flotante, y fue construido en 1.911 en el Reino Unido, desde donde partió hasta llegar a Sydney, donde fue destinado a transporte de viajeros y víveres. En la Segunda Guerra Mundial se utilizó como transporte de suministros de la infantería del ejercito. Finalizada la contienda, el barco se utilizó para el transporte de carbón, y finalmente en 1972 se retiró y fue enviado al cementerio marítimo de la bahía de Homebush, en cuyo astillero fue parcialmente desguazado.

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Fotografía realizada por Rodney Campbell

En los Juegos Olímpicos de Sidney, la bahía Homebush fue objeto de un plan urbanístico, que sacó a la luz el alto nivel de contaminación generado por las decenas de barcos oxidados que yacían en las riberas del río, la contaminación era tal que se tuvo que suspender la pesca en la zona. Gracias a este evento deportivo, el cauce de la bahía fue limpiado, y retirados la mayoría de los buques a excepción de este enrome barco oxidado de 1.140 toneladas donde ha prosperado un bosque, como se puede apreciar en las imágenes.

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Fotografía realizada por: Neerav Bhatt