La biodiversidad es la red de seres vivos que existen alrededor de todo el planeta. ¿Por qué es una red?, pues porque todos son parte integradora y dependiente de todos los demás. Por el momento, se han identificado unos 1,75 millones de especies, en su mayor parte criaturas pequeñas, por ejemplo, insectos. Los científicos reconocen que en realidad hay cerca de 13 millones de especies, si bien las estimaciones varían entre 3 y 100 millones.
La diversidad biológica incluye también las diferencias genéticas dentro de cada especie, por ejemplo, entre las variedades de cultivos y las razas de ganado. Los cromosomas, los genes y el ADN, es decir, los componentes vitales, determinan la singularidad de cada individuo y de cada especie.
El tema de 2013 (Agua y Biodiversidad) se ha elegido para coincidir con la decisión de Naciones Unidas de nombrar 2013 Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua. El tema resalta la importancia del papel de la biodiversidad y los ecosistemas en garantizar la seguridad del agua y por consiguiente, el desarrollo sostenible.
1. El agua es vida. Nos garantizar la seguridad alimentaria, el agua potable y mantener unas condiciones sanitarias. Es la fuente de muchas actividades económicas. Y crea un ecosistema que lleva a la biodiversidad.
2. Vivimos en un mundo donde los recursos en agua se hacen cada vez más escasos. La demanda de agua supera la capacidad mundial, las sequías y las inundaciones son cada vez más frecuentes..
3. La seguridad del agua es una prioridad en la agenda política y económica: el informe de 2010 sobre riesgos globales pone el agua en segundo lugar después de una crisis sistémica de los mercados financieros y por delante de la crisis alimenticia, la volatilidad energética y los precios agrícolas.
4. Los ecosistemas regulan la disponibilidad del agua y su calidad: la degradación de los ecosistemas aumenta la inseguridad del agua y perjudica a la biodiversidad.
5. Los ecosistemas son infraestructuras naturales que tienen el mismo propósito que infraestructuras artificiales como presas o procesadoras de agua. La gestión del agua se puede hacer de forma sostenible, lo que permite reducir costes y preservar el medioambiente.
6. Los ecosistemas que más influyen en la preservación del agua son los bosques, los humedales, las praderas y las tierras.
7. Sin los ecosistemas, el ciclo del agua, y así como los del carbono y los nutrientes, se verían significativamente afectados, de forma negativa. Y sin embargo las políticas y decisiones no tienen suficientemente en cuenta estas interrelaciones para tomar medidas eficaces.
Cada vaso de agua que bebemos ya ha pasado, al menos parcialmente, por peces, árboles, bacterias, el suelo y otros múltiples organismos, incluyendo el hombre. A medida que se desplaza por estos ecosistemas, se limpia y se adapta al consumo humano. El medio ambiente natural, cuando no está perturbado, salvo en algunas pocas excepciones localizadas, produce agua sana para beber en las corrientes, los lagos o los pozos. Este suministro de agua es un «servicio» (beneficioso para el ser humano) que ofrece el medio ambiente. La diversidad biológica es lo que sustenta la capacidad de la naturaleza para ofrecer este servicio, manteniendo la renovación continua del agua, a través del ciclo hidrológico.
Por ejemplo, los bosques influyen en el ciclo del agua, afectando directamente a los índices de transpiración y evaporación y actuando sobre la forma en que el agua fluye y se almacena.
Hay promover más políticas para el uso correcto de este recurso básico.
Gracias por el artículo.