Alí Babá pudo entrar a la cueva mencionando estas palabras. Nosotros podemos abrir nuestra mente potenciando su consumo. Y es que nada es despreciable en esta semilla.

Desde los más remotos tiempos, el hombre ha sucumbido a los poderes de esta diminuta simiente. Ya se hallaron restos de su uso en el antiguo Egipto. También los hindúes empezaron a cocinar muy pronto con este símbolo del principio de la vida. No se sabe si proviene del Himalaya o de África. El tema está, en que se ha utilizado durante siglos en las culturas orientales, africanas y mediterráneas. Los griegos ya escribían sobre sus increíbles virtudes. Y hoy en el año 2013 seguimos haciéndolo. Algo tiene, está claro, que constituye un auténtico tesoro nutricionista.

El sésamo (Sesamum inducum) es sumamente utilizado en Japón y China , en donde se le considera un protector frente a diferentes enfermedades: arteriosclerosis o hipertensión arterial. Además de mejorar el sistema nervioso y el metabolismo. Todo un superalimento.

Quizás por lo que más lo conocemos, es por su riqueza en minerales, especialmente el calcio, más que la leche o el queso. Los escépticos, en esto de la alimentación y sus propiedades curativas, lo tienen que saber; el calcio no sólo está en los productos lácteos. Hay multitud de alimentos que lo tienen en muy altas dosis, pero este se lleva el premio. Es ideal para personas con intolerancias, se asimila más fácilmente, al ser un producto vegetal rico en magnesio, fósforo, silicio, zinc, cobre y boro. También en hierro, selenio, yodo y cromo. ¡Qué tiemble el hígado de paté de pato, ahora los bocadillos de los niños con sésamo. Crecerán más fuertes!. El sésamo es mucho mejor y con un sabor riquísimo.

Destaca su valor lípido, el omega 6 y 9 presentes en su composición, es perfecto para quienes quieran regular el colesterol, tiene la conocida lecitina (es más conocida la de soja), que facilita la disolución de las grasas, aunque además evita el cansancio intelectual. Perfecto para estudiantes, ancianos y deportistas.

Rico en proteínas, con 15 aminoácidos diferentes, sobresaliendo especialmente en metionina. Todos los vegetarianos sabemos que consumido con legumbres es doblemente provechoso. Así en diferentes partes del mundo se presenta mezclado: el humus de los países árabes, o el arroz con gomasio oriental.

Las vitaminas del grupo B están muy presentes en el sésamo, más que en ninguna otra semilla. La vitamina E, el famoso tocoferol, con propiedades antioxidantes, es el que se encarga de prevenir el envejecimiento, bajar el colesterol, depurar el organismo de metales tóxicos, sustentar el tono muscular, proteger el sistema nervioso y controlar la coagulación; además de la fertilidad o la virilidad. Otras que están incluidas en su composición son: K, ácido fólico, biotina, inositol y colina.

La fibra del sésamo es protectora de la flora intestinal y tiene una pequeña acción laxante en el cuerpo.

¿Quién no ha probado los ricos dulces árabes?, esos que también tienen pistachos y miel; además de sésamo. Un exquisito postre muy nutritivo que levanta el ánimo a cualquiera, aunque después tengas que pedir dos vasos de agua.

Os recomiendo probar el Tahin o Tahini, según. Es una pasta realizada con las semillas de sésamo y agua. Está buenísimo con las tostadas del desayuno. Te dará las energías necesarias para afrontar la jornada laboral. El Gomasio, sirve para condimentar comidas, ya que lleva sal. También resulta excelente en platos con vocación oriental. Y para los que no les gustan las mezclas de estos productos con su comida, es preferible comprar sueltas las semillas y espolvorearlas. Aportan un gusto muy reconfortante a todos los guisos. ¡Y por supuesto, que sea ecológico!