Estamos en la tortuosa cuesta de enero, aunque para algunos esta cuesta ya dura meses o años con el tema de la crisis. Si no tenemos dinero para poder salir de restaurante, podemos idear una cena o comida con los amigos en nuestra propia casa con productos ecológicos, y aún así, nos seguirá saliendo mucho más rentable.
Os recomiendo, si os gusta la comida oriental, un arroz que no os dejará indiferentes. Se trata del Arroz ecológico Hom Mali de Intermón Oxfam, proveniente del Comercio Justo, seleccionado en origen por pequeños campesinos. En el Norte de Tailandia se cultiva este tipo de arroz aromático, representando el 90% de los ingresos de la población en esta zona. La cooperativa GreenNet es la que lo recoge, garantizando sueldos dignos y apoyo continuado a 1300 familias.
Es un arroz de primerísima calidad, que se cultiva con métodos tradicionales sin pesticidas, ni productos químicos de síntesis, en suelo seco; y es preciado en todo el mundo por el perfume que desprende, se le conoce como “arroz de jazmín”.
Lo hay en versión integral, para los que les gusta la pureza y una mayor concentración de fibra; aunque si va a ser una comida para bastantes personas, se pueden cocinar los dos, para así poder probar dos sabores un poco diferentes.
Este tipo de platos es fácilmente combinable con cualquier tipo de ingrediente, para los veganos o los vegetarianos con verdura semi-cruda cortada en trozos no muy grandes, que le da mucha frescura y ligereza; y para los carnívoros con cualquier carne cortada en porciones medianas, resulta perfecto. Con setas, sería ya espectacular; sobre todo si son Shiitake.
Para los que no están muy duchos en esto de la gastronomía oriental, en cada caja viene una receta para hacer, bastante sencilla con ingredientes normalitos.
Lo más importantes es añadirlo todo en un wok y freírlo a alta temperatura, muy poco tiempo; moviendo constantemente para levantar el alimento del wok, tipo salteado. Es fundamental añadir alguna salsa oriental, tipo soja, teriyaki o suriyaki. Queda sabrosísimo, aunque está tan bueno este tipo de arroz, que me encanta sólo, sin nada. Todo es cuestión de gustos. ¡Hala, a practicar con los fogones o con la vitrocerámica!, en esta última se hace un poco peor, pero se puede hacer.
Con la compra de alimentos de Comercio Justo estáis ayudando a que familias enteras puedan vivir dignamente, sin que su arroz sea comprado a muy bajo precio por grandes multinacionales, cuyos beneficios nunca se reportan a estas pequeñas comunidades. Seguro que os sentará la “mar de bien”, y tendréis una digestión excelente y la conciencia muy tranquila.
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