Si alguna vez mientras paseaban por la calle se han preguntado si existe algún riesgo para la salud humana por la presencia de heces de perros en las vías públicas o parques, la respuesta es sí.
Diversos estudios realizados por las entidades de salud y facultades de veterinaria, han determinado que el 80% de los parques y las zonas verdes públicas se encuentran contaminadas, a causa de los excrementos de los perros, por huevos de parásitos capaces de infestar al ser humano. Existen zonas habilitadas por los ayuntamientos para que nuestros perros hagan allí sus necesidades pero, sinceramente, también son un cúmulo de pésima imagen, malos olores y contaminación.
Esos “campos de minas” que se encuentran en nuestros vecindarios, no sólo dejan una mala imagen a la ciudad y un olor desagradable que hace que se le revuelva a uno el estómago, sino que son el origen de numerosas enfermedades como la Leptospirosis, la Anquiostomiasis o la Hidatidosis. Las formas de contagio y propagación de estas enfermedades son varias y no es necesario explicarlas una a una, pues la forma de evitarlas es la misma para todos: ¡Recoger las cacas de nuestras mascotas!
Cierto es que los ayuntamientos no lo ponen nada fácil cuando una de cada diez papeleras están diseñadas para expender las bolsas, pero tampoco ayudan aquellas personas que, sin tener perro, cogen “tacos” de bolsas para utilizarlas como almacenaje de comida en casa.
En definitiva, tener un perro implica responsabilidad y, con ello, todo lo que a él respecta. Haya suficientes papeleras acomodadas con bolsas o no, e independientemente de que en ellas encuentres bolsas, ¿cuesta mucho bajarse alguna bolsa de casa o comprar un paquetito de ellas en una tienda? ¿O es más fácil escurrir el bulto como si uno no hubiera sido, y poner en peligro la salud de las personas y contaminar un poco más el medioambiente?
1 Comentario