La Universidad de California ha desarrollado un sensor electrónico que podría tener múltiples aplicaciones muy útiles para el medio ambiente, capaz de detectar sustancias peligrosas en el aire como pesticidas, fugas de gas y químicos.
Esta “nariz electrónica” de aproximadamente diez centímetros por 18, es de momento un prototipo experimental, que en su primeras versiones dispone de un chip con conexión USB y sensores de temperatura y humedad. Los investigadores están trabajando en un a segunda versión más avanzado que incluirá GPS, Bluetooth para sincronizarlo con un teléfono inteligente y posiblemente Wi-Fi.
La investigación fue realizada por Nosang Myung y su equipo de la Universidad de California en Riverside, pero Nano Engineered Applications, Inc. está diseñando el producto para hacerlo del tamaño de una tarjeta de crédito con sensores capaces de detectar hasta ocho diferentes tipos de toxinas y comercializarlo en un año.
Esta investigación tiene múltiples ventajas ambientales y podría instalarse en sistemas electrónicos diversos como en un portátil o un teléfono inteligente, y se podría programar para detectar diferentes tipos de toxinas en el aire. Por ejemplo podría ayudar a los enfermos de asma, o ha trabajadores que estén expuestos a agentes nocivos, como fugas de gas.
Esta “nariz electrónica” funciona gracias a unos nanosensores que se empezaron a desarrolla por la Universidad hace ocho años. Utiliza unos nanotubos de carbono, que son 100.000 veces más finos que un cabello humano.
Fuente: www.treehugger.com
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