Ayer, 24 de junio, se celebró este día, para evitar que la radiación electromagnética se extienda por encima de los niveles permitidos. Así, se revela que en ciertos puntos de Madrid los niveles de radiación están por encima de los límites recomendados por numerosos científicos internacionales. En puntos concretos de la capital pueden llegar a medirse valores entre 7 y 13 veces por encima de los límites contemplados en el informe Bioinitiative (2007), documento de referencia que aglutina las conclusiones de más de 1.500 estudios científicos. Estas mediciones a pie de calle han sido encargadas por la Fundación Vivo Sano.
Un fenómeno en expansión es la instalación de picoantenas en locales públicos como cafeterías, restaurantes, etc., disimuladas junto al toldo o cartel del establecimiento. Las picoantenas constituyen una forma económica de potenciar la cobertura de telefonía móvil sin tener que solicitar proyectos de viabilidad ni permisos municipales, ni someter la instalación a revisión. Y dado que apenas se ven, no despiertan los recelos vecinales, pese a que sus ondas inciden directamente sobre las viviendas contiguas.
Según el director de la Fundación Vivo Sano, Alfredo Suárez, “aunque a nivel de calle no hay un problema generalizado, sí que hemos detectado puntos concretos conflictivos. Por ejemplo, hemos localizado numerosas picoantenas instaladas justo al lado de la ventana de algún vecino que seguramente desconoce el problema. Sin saberlo y sin haberlo elegido, este vecino está sometido a un agente posiblemente cancerígeno, tal y como lo califica la Organización Mundial de la Salud”.
Suárez enumera otras fuentes de riesgo que están proliferando en nuestras ciudades, como los smart meters o contadores inteligentes.
“Para el año 2018 todos los contadores eléctricos tendrán que ser inteligentes. Estos contadores transmiten los datos de consumo eléctrico a la compañía vía inalámbrica. O sea que por cada vivienda habrá un emisor más de radiación electromagnética”, explica el director de la Fundación Vivo Sano, que también alerta acerca de otras nuevas fuentes de contaminación, como los pavimentos inteligentes o el wimax.
Por ejemplo, en el entorno de una picoantena pueden llegar a medirse valores de hasta 13 mW/m2 (milivatios por metro cuadrado). Los expertos que han realizado las mediciones sobre el terreno indican que, aunque esos valores se encuentran dentro de los límites legales establecidos, distan mucho de ser idóneos para la salud. “Los teléfonos móviles no necesitan estos niveles de potencia irradiada para tener cobertura y funcionar adecuadamente. La prueba está en que ciudades como Salzburgo o Bruselas tienen fijado su límite legal en 1 mW/m2, o sea, la décima parte de lo que podemos medir en puntos concretos de Madrid”, explica José Miguel Rodríguez, experto en salud geoambiental.
“De todas formas, se habla mucho de la telefonía móvil y nos olvidamos de que todo esto empezó con las líneas de alta tensión. La OMS clasificó en mayo de 2011 las radiaciones electromagnéticas de alta frecuencia como posible cancerígeno de tipo 2B. El mayor organismo internacional dedicado a la salud reclasifica este contaminante y nuestra legislación sigue sin actualizarse diez años después. ¿No es inadmisible? El que además en 2011 se incluyan las altas frecuencias dentro de este mismo grupo 2B no hace más que retratar la situación de riesgo en que nos hallamos”, lamenta este experto.
Para Suárez, de la Fundación Vivo Sano, “resulta incomprensible que no se aplique el principio de precaución, tal y como aconseja la Asamblea del Consejo de Europa en su resolución 1815 de mayo de 2011 titulada ‘Peligros potenciales de los campos electromagnéticos y sus efectos en el medio ambiente’. En ella se recomienda mantener el nivel de emisión “tan bajo como sea razonablemente posible” y proteger especialmente a personas electrosensibles y niños, “aspecto que podría generar costes humanos y económicos extremadamente elevados por no actuar si se hace caso omiso de las alertas tempranas”, señala.
En esa misma resolución se insta a los ministerios de Sanidad y Educación de los países europeos a desarrollar campañas informativas para concienciar a la población sobre los riesgos de las nuevas tecnologías, así como a dar preferencia a la conexión por cable en los centros de enseñanza.
“En esa línea, la Fundación Vivo Sano ha puesto en marcha la campaña ‘Escuela sin wifi’, destinada a informar a alumnos, padres y profesores acerca de los riesgos de la conexión inalámbrica a internet en las aulas y a exigir a las autoridades que retiren el wifi de las escuelas. Niños y profesores no deben estar expuestos a este tipo de radiación durante tantas horas seguidas”, subraya Suárez.
Con motivo del Día Mundial de la Contaminación Electromagnética, que se celebra el 24 de junio, la Fundación Vivo Sano reclama a los poderes públicos que presten atención a las advertencias de la OMS, de la Asamblea del Consejo de Europa y del propio Parlamento Europeo, y adapten los valores legales actuales a los recomendados por organismos científicos internacionales para lograr una mayor protección de la salud de los ciudadanos.
Este informe me ha puesto el vello de punta, y me parece irritante que nuestro gobierno no haga nada para que toda la ciudadanía esté protegida frente a estos campos electromagnéticos.
Mis recomendaciones para niños (su cuerpo se está formando, y es más susceptible) y personas electrosensibles son:
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Apagar todos los aparatos eléctricos cuando no se utilicen, es decir, en off, no en stand by. Hay estudios que sugieren que existe una relación con una exposición continua a campos magnéticos y las altas tasas de leucemia en los niños.
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Disponerlos a una distancia de seguridad de 2 mts.
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No dejar a los niños mucho tiempo viendo la televisión, ni delante de otras pantallas (ordenador, etc.).
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Evitar los transformadores, televisores y teléfonos inalámbricos en las habitaciones donde se duerme.
Para ver:
Vídeo de las líneas de alta tensión y campos electromagnéticos en nuestras calles
Más información sobre este tema en Fundación Vivo Sano
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