En España, la última referencia a nivel nacional que se tiene con respecto a la situación actual de los anfibios es la publicación del «Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España», en el año 2002. En dicha lista están catalogadas 28 especies de anfibios y todos ellos tienen algún grado de amenaza, según publica la Plataforma Biodiversia.

Una de las principales amenazas para los anfibios en nuestro país, además de la degradación y pérdida del hábitat, especies exóticas invasoras y explotación (por caza o recolección), es la mortalidad accidental debida a colisiones por vehículos. Es por ello que se están abordando medidas para evitar estas pérdidas como la señalización de carácter temporal (durante los periodos de máximo riesgo: noches lluviosas de primavera y otoño) con lámparas destellantes, completado con señales de limitación de velocidad máxima, en la red de carreteras que cruzan las rutas migratorias que los anfibios siguen año tras año hacia las charcas, ríos, lagunas, etc. donde se reproducen.

Por señalar un ejemplo concreto, el sapo partero común (Alytes obstetricans), que es una especie protegida incluida en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas en la categoría de Interés Especial por el Real Decreto 439/1990, está sometido a múltiples amenazas. Los principales factores de amenaza que sufre esta especie son, en las poblaciones de zona de montaña, la introducción de especies de peces para pesca deportiva que acaba con sus larvas, incremento de enfermedades causantes de mortalidad y atropellos en determinados puntos. La desecación de charcas y arroyos, las reforestaciones, las modificaciones o la desaparición de puntos de origen antrópico de almacenamiento de agua, producidos por la pérdida de usos tradicionales del agua en agricultura y ganadería así como la contaminación del agua, son otros muchos de los ejemplos de amenazas a las que tiene que hacer frente el sapo partero común.

 

El papel ecológico de los anfibios es muy importante, transportan energía desde el medio acuático hacia el terrestre y se alimentan de diversos tipos de insectos, controlando posibles plagas. Por otro lado, debido a la sensibilidad de su piel, los anfibios son buenos bioindicadores de la calidad de las aguas del lugar donde habitan. Es por ello que en la actualidad, debido a la contaminación generalizada en las aguas, este grupo faunístico se encuentre tan amenazado. «Un 85% de los anfibios más amenazados reciben ninguna o poca protección. Entre las 10 especies más amenazadas del mundo (de todos los grupos) se encuentran 3 de anfibios» (WWF-España).

 

La Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) incluye nueve categorías según el grado de conservación de la especie, de las cuales, sólo tres categorías son consideradas como amenaza: En Peligro Crítico, En Peligro y Vulnerable. Para estas tres categorías existe un marco cuantitativo (criterios) aplicables a todas las especies en todas las regiones del mundo.

La última Lista Roja de la UICN revela que, de todos los grupos faunísticos, los anfibios son los que están decreciendo más rápidamente.

Un estudio presentado recientemente en la revista Nature, liderado por la Universidad de Copenhague que reunió expertos de Dinamarca, Portugal, España y Estados Unidos, defiende que la desaparición de los anfibios se acelerará a lo largo del siglo XXI, debido a múltiples factores de extinción, pero probablemente los más influyentes sean el cambio climático, el cambio en los usos del suelo y la propagación de la quitridiomicosis (enfermedad fúngica). En el estudio, se evalúan la distribución espacial y las interacciones de estas tres amenazas en relación con la distribución global de los anfibios.

El equipo de investigación trató de dilucidar si existía una interacción a escala global de las tres amenazas importantes (el cambio climático, los cambios en el uso del suelo y la quitridiomicosis) y cómo afectaría a largo plazo (en un periodo de referencia entre 1980 y 2080) a la diversidad global de anfibios.

La metodología utilizada consistió en el uso de una base de datos de aproximadamente 5.527 especies de anfibios a nivel mundial. En cada una de las amenazas a excepción de los usos del suelo, se utilizaron modelos de proyecciones bioclimáticas y la probabilidad de ocurrencia futura en el caso de la amenaza de quitridiomicosis. Para las estimaciones de los futuros usos del suelo, los científicos se basaron en proyecciones de la Evaluación de Ecosistemas del Milenio.

Debido a que la distribución espacial de los anfibios varía considerablemente entre los tres órdenes, Anuros (ranas o sapos), Cuadata (salamandras y tritones) y Gymnophiona (cecilias o apodos), cada grupo se analizó por separado.

Las tres principales amenazas presentaron diferentes patrones geográficos:

En cuanto al cambio climático, con respecto a los Anuros, las zonas más afectadas coinciden con las regiones de mayor riqueza de especies, que son: el norte de los Andes, partes de la Amazonía, América del Sur, África subsahariana y una pequeña región en el sureste de Asia. Para el orden Caudata las zonas más afectadas serían el oeste de Norteamérica, norte de América Central y el sur y sudeste de Europa y para Gymnophiona algunas áreas en el norte de América del Sur serían las más sensibles ante el cambio climático.

Las zonas con mayor probabilidad de ocurrencia de quitridiomicosis se encuentran, en su mayoría en climas templados, así como regiones montañosas y costeras.

Las áreas más afectadas por el cambio en los usos del suelo se localizan principalmente en las regiones tropicales de América Central y de América del Sur, el África tropical y las partes montañosas de Asia central y meridional.

El investigador principal del estudio, el Dr. Hof, perteneciente al Departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de España, explica que «las regiones donde el clima y el cambio de uso del suelo tienen un mayor impacto sobre los anfibios, tienden a superponerse«, y añade que «por el contrario, la amenaza de la enfermedad fúngica muestra poca superposición espacial con las otras dos amenazas«.

Otro de los autores del estudio, Miguel Araujo, investigador del CSIC, concluye que «nuestro estudio muestra que más de dos tercios de los puntos calientes de diversidad global de anfibios, probablemente se verá fuertemente afectada por al menos una de las tres amenazas consideradas«.

Fuentes: Revista Nature (480,516-519, 22 de diciembre del 2011), ABC.es, WWF, Informe de la UICN «El estado de conservación y la distribución geográfica de reptiles y anfibios en la cuenca del Mediterráneo» y «Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España».